Los incendios de las bestias

Publicado el 1 de julio de 2023, 11:46

Por Antonio de la Fuente Gómez

Tiempo estimado de lectura: 10 minutos

 

Han pasado varias semanas desde que Asturias ardió. Desde entonces, un gran número de “ciudadanos”, indignados con lo acaecido, no han dejado de preguntarse por sus causas, y un sin fin de comentarios y de discusiones han saltado al ambiente social en las redes sociales. Otro número de personas han decidido unirse, creando diferentes grupos, tanto presenciales como virtuales, tanto de apoyo mutuo para organizarse en las tareas de reconstrucción como de alerta en caso de nuevos o futuros incendios, tanto para debatir juntos y pluralmente sobre lo sucedido como para hacer un documental de investigación, divulgativo y de denuncia.

 

Quiero poner por delante mi poca formación académica al respecto de este tema, pero si mi gran interés en él y en la experiencia que tengo de mi vida, viviendo en el rural y trabajando en él, además del montón de lecturas de libros y artículos al respecto, que han dado fruto a este enfoque que planteo aquí. Si cometo algún error, espero poder remediarlo o argumentarlo en un futuro.

 

Durante este tiempo los medios de comunicación del régimen partitocrático español y asturiano se han hecho eco de los sucesos, y han lanzado una artillería de artículos y noticias. También desde sus tentáculos de la retaguardia mediática para el control de las disidencias (videos de Youtube, Tiktok, Instagram, etc.) en forma de expertos y fundaciones varias, financiadas por el Estado, incluyendo la corriente conspiracionista[1]: ‘A España la están secando con los aviones’. A través de la polarización que el régimen produce y fomenta, la izquierda por un lado y la derecha por el otro, las gentes del rural y los urbanitas, contando con las posiciones más ambiguas y de corte integrador -en el Estado, sistema de dominación- , hasta las más buenistas, han lanzado su soflama.

 

Siempre una: El Estado te ayudará, El Estado ha de mejorar esto, El Estado va cambiar (a un lado o al otro). Pídele al Estado o cambia el Estado.

 

Y en ese redil está el 98% de las gentes del común -¡quién lo diría!, en un país de tradición rebelde y autogestionaria como el de los pueblos ibéricos-[2]. Tanto ganaderos como agricultores como ecologistas urbanitas o del rural, los dedicados al turismo “rural” y el resto de pobladores, todos dentro de esa incansable hipnosis en la que nos integraron desde hace varios siglos y nos siguen integrando a través de sus métodos de manipulación mental mediante el trauma[3] -¿acaso estos incendios no serían otro trauma al que recurrir para seguir siendo ellos los salvadores?- , en la que se utilizan constantemente la disociación cognitiva[4] para generar la confusión y el colapso de la inteligencia en los individuos, convirtiéndoles en dóciles siervos mentales de toda su maquinaria diseñada para el “bienestar” de su ganado. Porque el ganado (humano) ha de estar bien alimentado y mínimamente contento para ser productivo, sin dar atisbo ni síntomas de ninguna rebeldía.

 

En esta carrera armamentística de guerra de baja intensidad, que son las guerras que se libran en estos tiempos[5] en los que la propaganda juega el papel crucial, siempre se envía el mismo mensaje: el de abajo, las gentes del común -en este caso los asturianos, los ganaderos, la gente del rural, el paisano-, NO SABE, es un ignorante (y en parte es así, ya que el poder lo ha ido construyendo degradándole, desposeyéndole y desenraizándole de su propia cultura, tradición y responsabilidad) y es en el fondo UNA BESTIA, una bestia que mata[6], una bestia que incendia su propia tierra, una bestia que incendia a sus propios vecinos[7], una bestia que mata y extingue la naturaleza, una bestia machista y llena de violencia testosterónica[8]. Una Bestia a la cual hay que domar mediante el paternalismo (ahora más bien ‘maternalismo’) estatal, con buena ciencia, con buenos expertos e ingenieros forestales de oficina y mucha, mucha “empatía”. Todo ello siempre, muy bien pagado.

 

Pero el régimen del poder concentrado en el Estado y el gran capital, está en decadencia. Con las diferentes crisis que atraviesa el mundo, necesita urgentemente, y más que nunca, a riesgo de revuelta y perecer, no dejar nada sin atar, no dejar a nadie atrás  y muy convencidos del poder de toda su maquinaria propagandística, que ponen a trabajar intensamente. Su gran victoria: haber conseguido que todos los individuos, que todas las gentes del común, se integren por completo al poder, al Estado y a la gran empresa, que es retroalimentada por el propio Estado[9], como su salvador, como el ÚNICO CAMINO VIABLE para todos los asuntos de la vida, y convertirlos a todos ellos en los soldados y policías del régimen que les mutila (ya lo vimos muy bien en la pandemia), defensores de toda su propaganda en forma de religiones políticas, véase cambio climático, feminismos, inmigracionismo, animalismo, veganismo, orientalismo, neoindigenismo, progresismo, etc. Todas y cada una de ellas diseñadas o recuperadas para el interés del poder concentrado. Conscientes y mayormente inconscientes. Y los pocos que quedan, locos.

 

¿Y cuál es el interés del poder concentrado? El mismo Poder. La voluntad de Poder. La lógica del Poder. Mantener el edificio en pie. -El edificio sigue en pie. Con cada elección, el electorado espera que, de algún modo, surja un campeón y “todo vuelva a ser como antes”. Pero es importante señalar que, históricamente, esto nunca ocurre. Mientras el ciudadano medio espera en vano que sus líderes políticos “despierten” y pongan fin a todo este sinsentido, no comprende que, para el líder político, lo más importante es el poder. Le importa un bledo el bienestar de la población. La clase política no tiene ninguna intención de ceder ni un ápice de poder por el bien del pueblo al que fue elegido para representar-[10].

 

Y que tú, gente del común, no puedas ser libre ni ejercer poder ni soberanía, realizar tu libertad, tu independencia, tu trabajo libre. Nos quitaron la libertad y nos contaron el cuento sobre los derechos, luego nos los quitaron y nos contaron otros cuentos sobre otros derechos. Generalmente, la gente, la masa, pide que no le quiten sus derechos cuando deberían pedir que les devuelvan la libertad, el problema es, y lo cierto es, que eso nunca se podrá pedir, sino volver y volver a conquistar, en última instancia con la protesta y con la fuerza. Con el rearme del pueblo en legítima defensa. Por eso yo no soy pacifista, pero sí soy pacífico.

 

Pero la libertad jamás la dará un poder concentrado como es el Estado, donde existan dominadores y dominados, o través de él, por muy mínimo que éste fuera, porque un Estado no es tal sin su esencia que es el ejército, su fuerza coercitiva, su espada de Damocles. Los derechos son para la masa (esclava, asalariada), la libertad es para los individuos y para su pueblo (en armas). Y la libertad solo se puede ejercer con responsabilidad. Por eso el deber es principal y prioritario ante el derecho. Por eso los derechos no existen[11], son una ficción que alimenta al poder, que es quien los otorga. Lo único que existe es el deber ético. El ejercicio de la libertad.

 

Por eso, si deseamos cambiar las cosas en pos de la libertad lo principal es recuperar al individuo, reconstruirnos como individuos éticos y épicos a la vez. Autorreconstruirnos en valores, como seres humanos y verdaderos paisanos, es lo más esencial de todo. La virtud. Y eso se hace solo, reflexionando mucho, pero también acompañado. Creando proyectos juntos. Valientes. La convivencia, lo presencial es fundamental, por eso el poder trata de atomizarnos y separarnos de miles de maneras. Ensimismarnos. Ensalzar y financiar las peores pulsiones humanas, como el ansia de poder (un ejemplo de ello es el feminismo). O nos mantiene en la búsqueda del placer, vacío de sentido y contenido, de realidad, sin un trabajo libre en común que genere autonomía y que dé soporte y sentido a la fiesta popular[12] tan característica de la personalidad de los pueblos ibéricos. Ese placer y válvula de escape del alcohol en los bares del pueblo, que es el chigre en Asturias de las generaciones anteriores, y de la rave, las rayas y el vermut, de las fiestas hasta el amanecer y las resacas comiendo techos de nuestras generaciones.

 

 

El Estado contra el comunal

 

El robo de los montes comunales en Asturias y la consiguiente expulsión de sus gentes, como en el resto del país, es el verdadero culpable de los desastres de los incendios. Es a ese a quien hay que investigar, juzgar y encarcelar. Al Estado y a todo su ejército de funcionarios e ingenieros forestales. El Estado es el culpable subyacente, el d(en)ominador común. De este problema y de casi todos. Este sistema de dominación a través del ente estatal, que degrada a los individuos y comunidades, sustrajo el ejercicio propio de su libertad de autogestión y soberanía de sus propios recursos, como se hizo tradicionalmente desde la Alta Edad Media, cuando se iniciaron las sublevaciones bagáudicas contra Roma en su caída y los Visigodos, en pos de abolir la esclavitud que imperaba, y el momento en que se fundó la institución libre del Concejo Abierto para la gestión de la Economía Comunal a través del derecho consuetudinario que rompía con el derecho romano, que hoy en día nos vuelve a dominar[13]. Este sistema funcionó en los pueblos ibéricos por siglos, desde mucho antes de la llegada de los romanos hasta nuestros días, hoy casi completamente enfermo y manipulado[14], gracias al creciente desarrollo y crecimiento del Estado moderno que ya comenzó su reconstrucción en el siglo XI hasta nuestros días, donde es tan inmensamente grande como jamás existió[15].

 

Esa imposición del Estado, a base de violencia armada, con sus leyes y su fuerza de coacción a través de los siglos, para servir a sus propios intereses, es la que ha destruido una gestión responsable de los montes desde tiempos inmemoriales[16]. La tiranía del Estado a través del cuerpo de ingenieros*, esbirros del poder, y salvando las distancias de las personas con buena intención en ese campo, se fue imponiendo desde la revolución liberal hasta ahora, que fue consiguiendo que se expropiaran grandes extensiones de montes para dedicarlos a plantaciones de pinos y eucaliptos con dos objetivos principales: expulsar a las gentes del rural, de su comunal, campesinos y pastores de sus territorios donde reinaba la tradición de la soberanía del concejo abierto, germen de libertad y rebeldía ante el poder concentrado, y ya de paso, satisfacer las necesidades de la industria resinera, maderera, etc.

 

Estas plantaciones son el origen de uno de los problemas más graves hasta nuestros días: las sequías, la falta de lluvia. Pero también la pérdida de fertilidad de la tierra y de los ecosistemas, que nos está conduciendo a un terrible punto sin retorno y a depender de otros mercados para la alimentación y la propia supervivencia[17]. Además de que son estos bosques los que están siendo una y otra vez devorados por el fuego, por su gran carga de combustible, sumada a las nuevas condiciones climáticas de aumento de la temperatura, baja humedad y precipitaciones, creados igualmente por esta pérdida de los bosques pluviales. En el caso de los incendios, también es significativa la pérdida de ganado de reciella (ganado menor) en Asturias, -solo queda un tercio de ella desde el siglo XVII- consecuencia de las políticas contra la economía familiar reminiscente del comunal, es sabida como clave para la prevención de incendios.

 

Ya en aquellos tiempos, cuando el Estado comenzó a robar a golpe de cuchillo el comunal a los pueblos, las gentes del común ibéricas se rebelaban de mil formas, entre ellas utilizando el incendio como forma de protesta. Están los casos de Soria y de la Tierra de Pinares, donde no consiguieron quedarse con el comunal bajo amenaza de incendios constantes. En el siglo XX, y en especial en los años 90, la legislación aceleró su carrera de máximo control a través de más prohibiciones de las prácticas tradicionales en los montes; los usos del fuego tuvieron que cambiar para realizarse a escondidas y de malas maneras, con lo que aumentaban los casos de posibles incendios descontrolados, pero estos siempre han sido mínimos a pesar de la insistencia de los medios de comunicación y propaganda en culpar siempre a los ganaderos.

 

Además del descontento acumulado de las gentes del rural por no poder ejercer su responsabilidad, que era su tradición, y romper su espíritu de libertad y amor por esa vida libre y por su tierra, el paisano, el que resistió en el rural y no lo abandonó por la ciudad y la fábrica, fue siendo degradado por todas esas políticas que lo empujaban hacia la industrialización y la burocratización del campo, alimentando sus bajas pulsiones de búsqueda de dinero, quebrantándose muchos hasta la depresión, la desidia y el suicidio. Hasta el punto de que los mismos paisanos ya dejaron de practicar casi todas sus tradiciones, incluso dejaron de comer de lo que cultivaban, de beber la leche que producían, todo se hace por dinero, dinero para gastar en el supermercado, en los centros comerciales o en las vacaciones adjudicadas. Tampoco se curan ya, ellos o sus ganados, con las hierbas que crecen en su puerta y en los montes, a través de la rica sabiduría popular de su medicina, sino con las agujas y los caramelos envenenados de las autoridades sanitarias y el ejército de veterinarios, muchos de ellos adinerados[18]. Si esto no es podredumbre, que venga Dios y lo vea.

 

Las políticas que fueron implantándose, como la PAC[19], impulsaron la máxima industrialización del campo para satisfacer los intereses de poder del Estado y el Capital, que tanto izquierdas como derechas impusieron a golpe de decreto y apetecibles cantidades de dinero en forma de subvenciones, que con el tiempo se convirtieron en las cadenas de sus propias vidas de nuevos esclavos al servicio del sistema industrializado que abarca todos los aspectos de la vida.

 

Pero se nos olvidó mencionar que el mayor episodio de rebeldía ocurrido en la Península ibérica por este trato recibido, fué La Revolución española (o mal llamada ‘Guerra Civil Española’). Esta guerra estuvo motivada por el levantamiento insurreccional de las clases campesinas por recuperar el comunal y la dignidad robada muchos años atrás[20]. La consiguiente represión del nuevo, aunque siempre el mismo, régimen vencedor, nos condujo al “Estado de Bienestar”. Al Estado de Derecho. A la “Democracia”. Todo eso que el 99% de las gentes del común ama e idolatra. ¿Bienestar? Consumismo, pan y circo. ¿Derechos? Para los esclavos, sin deberes para los hombres libres. ¿Democracia? ¡Ay, Democracia! Y lo más grave de todo para el campo y para el medio natural y sus incendios fue el abandono con el último éxodo rural obligado e impuesto por el franquismo, un último éxodo para satisfacer las necesidades de industria del Estado y el gran capital[21]. Aunque podemos decir que ese éxodo continúa, la pérdida de población, de jóvenes que emigran, sigue en alza en esta comunidad, además de la debacle demográfica, y todo ello quiere ser cubierto con la inmigración.

 

Sin gente en los pueblos, el campo se abandona, pero también se abandona el tipo de vida de la sociedad rural tradicional asturiana basada en la democracia directa y la economía comunal, basada en el espíritu de libertad y el amor al prójimo, algo que el poder concentrado detesta, por lo que ha puesto todas sus fuerzas en destruirlo: ‘El municipio ha sido, en la Península ibérica, la formación más contraria al Estado. Representó la forma más lograda de sociedad fraternal e igualitaria (…) las decisiones se tomaban en asamblea abierta; el vecindario se regía por normas dictadas por la costumbre y el aprovechamiento de tierras comunales. El municipio fue durante mucho tiempo la célula básica y autónoma de la sociedad, el centro ordenador del territorio (…) El contenido de la revolución es antidesarrollista y desurbanizador (…) la sociedad ha de ser predominantemente rural, de carácter municipalista. Los bienes comunales, el trabajo colectivo y el municipio son las herramientas sociales [de la revolución]’[22].

 

Y ahora, en pleno siglo XXI, la guerra contra el campo continua con toda su potencia máxima, contra los pequeños productores, ya de por sí asfixiados durante décadas por la PAC y las consecuencias de las nuevas normativas estatales venidas de los lobbies animalistas y conservacionistas[23], son para mear y no  echar gota, una guerra donde reina la confusión y la doble moral de los discursos políticos y pseudopolíticos de la derecha y de la izquierda ecosocial y ecofeminista[24].

 

Ni Asturias Ganadera ni los ecologistas de cualquier color, ni VOX ni Ciudadanos, ni cualquier partido, experto o ingeniero tienen razón, porque su razón de fondo es que todo cambie para que todo siga igual -la dominación última del poder concentrado en el Estado (con un Estado “bueno” y “mejor”) y en los grandes Estados o Imperios (próximamente, China) que, como no será de otra manera, harán gala de su naturaleza. Su voluntad de poder.

Después de todo esto, lo que ha quedado de la calidad humana de los paisanos y el resto del país, es mediocridad y miseria humana, en el sentido moral y ético, y salvando las distancias, donde ya no somos más que unos cobardes a la caza del fuego que más calienta, sin mirar a quién, nada más que para envidiarle, reprocharle o castigarle. Lo que queda es depresión, cáncer y más antidepresivos y ansiolíticos[25].

 

 

La nueva política forestal después de los incendios en Asturias

 

Nos mienten constantemente, nos siguen contando cuentos, nos ocultan información, se tergiversa, se aportan dobles mensajes contradictorios, y el resultado es la manipulación a través de la confusión mental, la disociación cognitiva. Y así llevamos muchos, muchos años, con lo que es cada vez más difícil romper el saco de la avaricia y la comodidad que han ido incorporando en las mentes del campesino y de la gente común[26].

 

En definitiva, los objetivos de esta nueva política son conseguir una rentabilidad de los montes de cara a las crisis energéticas, con el aprovechamiento de biomasa y vender el monte para cuotas de CO2 a sectores contaminantes, entre otros negocios. Todo ello, elaborado, pensado por nuestros grandes ingenieros* al servicio de su amo, el Estado y el gran capitalismo, para cumplir con su nuevo Green Deal ecofasciocapiltalista. Todo ello a costa de seguir acabando con la ganadería y la agricultura tradicional familiar y minifundista, la asturiana, la de las bestias, para seguir acabando con los ecosistemas y degradando los suelos y el ciclo del agua, y someternos, a golpe de pluma primero, y a golpe de cañón si hay negativa después, a los intereses de los de siempre. Con solo leer algo del texto del nuevo plan forestal, se puede entender lo que digo:

 

‘El monte para Asturias, ha formado parte de nuestra más antigua tradición, formando durante siglos la base que permitió el sustento de nuestra sociedad tradicional y puso las bases del tránsito a la sociedad industrial que marcó nuestro siglo XX y ahora lo hace al nuevo modelo de sostenibilidad económica y ambiental, que dentro del nuevo “Green deal”, marca la nueva “modernidad” de nuestros días, en la que los montes, en su sentido más amplio, y los bosques, en su sentido más concreto, funcionen como eje vertebral del suelo rural y desempeñen un papel fundamental, tanto desde el punto de vista económico y productivo –partiendo de la madera como principal aprovechamiento en las sociedades postindustriales, junto con otras múltiples producciones– como ambiental –depósito de carbono y verdadero pulmón del mundo actual– y también social y cultural –en cuanto espacio de expansión y lugar de encuentro y esparcimiento–, que permiten un desarrollo conjunto y sostenible de un modelo territorial definitorio para el Principado, donde podamos definir nuestro propio modelo social y económico adaptado.

 

Buscamos potenciar una moderna ordenación que regule los aprovechamientos forestales, distinguiendo los madereros, que siendo uno de los principales objetos primordiales de este PF, sin embargo no podemos prescindir de los no maderables, de entre los cuales destacan la huella de carbono, las resinas... y otros que, a pesar de su importancia e incidencia social, económica y medioambiental, como son el pastoreo y el aprovechamiento cinegético, no pueden ser objeto de esta norma, pero que sí tienen una importancia nada desdeñable para el sector. Es igualmente importante tratar las infraestructuras forestales, como elemento regulador que vertebre y conecte la normativa forestal con la urbanística. Es importante fortalecer con este PF la importancia de la cadena monte-industria, con lo que se subraya la importancia que la administración del Principado le concede a este ámbito, colaborando para ello estrechamente con las empresas del sector y muy especialmente con la mesa sectorial de estas empresas representada en las organizaciones empresariales. Se regula el comercio responsable de productos forestales, así como la certificación forestal, que tratamos de fomentar, por entender que la sostenibilidad del monte, en todos sus ámbitos –medioambiental, social y económico–, constituye un principio básico de actuación en su política forestal y fundamento para garantizar la trazabilidad de los productos forestales asturianos, extendiendo esa certificación no solo a los productos tradicionales maderables, sino a otras producciones intangibles, como es el propio ciclo de absorción de la huella de C02, donde el Principado es puntero con la creación del 2º registro autonómico que certifica esta externalidad y le da carta oficial de naturaleza, primando en este caso la propia gestión forestal.

 

En definitiva, crear un marco estable de ordenación forestal flexible, que ofrezca seguridad al sector y que adapte nuestro monte a los requerimientos económicos, legales y de sostenibilidad de esta nueva “era verde”. Adaptando nuestra realidad a los sistemas de ordenación forestal más punteros del continente, permitiendo que los capitales económicos, tecnológicos, humanos y de conocimiento entren en un sector como es el forestal, donde además la sostenibilidad, el medioambiente, la cultura y la lucha contra el cambio climático son piedra angular de nuestro desarrollo como territorio. Porque Asturias es el país de la madera pero, además, somos el territorio más forestado del sur de Europa, lideremos ese “motor verde” y capitalicemos de manera eficiente nuestros recursos; podemos y sabemos, solo nos falta quererlo’.

 

Alejandro Calvo Rodríguez

Consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial. Ingeniero técnico agrícola e ingeniero agrónomo, con másteres en Ganadería y Desarrollo Rural y en Viticultura del Principado de Asturias por el PSOE.

 

 ‘Las condiciones bioclimáticas del noroeste de la península ibérica provocan que se obtengan grandes producciones forestales, siendo las más elevadas de Europa por unidad de superficie debido al elevada capacidad potencial de producción que supera la media de producción de todos los países europeos. Lamentablemente el sector adolece de graves problemas estructurales, en los que destaca el minifundio y una ausencia de estructura organizada de la propiedad forestal que facilite una gestión ordenada, sostenible y eficiente de sus recursos forestales, así como de la provisión y comercialización de productos forestales.

 

En la actualidad la mayoría de las especies cinegéticas de caza mayor han experimentado un notable aumento de sus poblaciones, llegando a colonizar territorios nuevos o desocupados y alcanzando, en lugares muy concretos, elevadas concentraciones. Esta expansión en la mayor parte de las especies de ungulados está motivada entre otras causas, por la ausencia de depredadores naturales y por el abandono del medio rural que ocasiona cambios en el uso del suelo que conducen hacia un paisaje con mayor grado de matorralización[27].

 

Por todo esto, me da lo mismo quién quemó el monte y porqué, si fueron las eólicas, los huertos solares, las industrias madereras[28], la imprudencia de los ganaderos, las bestias, los aviones de Bill Gates o vete tú a saber qué nueva teoría.

 

Cuando a las personas les quitas la libertad de acción y los metes en la máquina burocrática de la industrialización y la jerarquía de sumisión de arriba hacia abajo, los seres se degradan, abandonan sus responsabilidades, su virtud y su inteligencia, apareciendo la desidia, la depresión, la locura, el egoísmo, el boicot, la apatía, el odio, la envidia, el rencor, la violencia, la voluntad de poder, la avaricia, la neurosis, la psicopatía y los incendios. El poder campa a sus anchas y promueve la destrucción de la naturaleza y la sociedad hasta sus últimos fines.

 

Y claro, así, ya tenemos las víctimas para colgar en la plaza del pueblo, esas bestias, -¡fueron ellas!-claman las voces domadas por la policía interior que ha convertido a todos (todos) en soldados por activa o por pasiva. -¡Los incendios de las bestias!-

 

Asturias necesita un replanteamiento integral de toda la sociedad. Y eso ha de salir de la recuperación de la vida libre, sin Estado ni capitalismo, porque son una misma cosa. Ha de salir de recuperar la conciencia individual de lo que nos acontece, enfrentarlo con valentía, mirando el problema a la cara, el engaño al que nos sometieron y nos someten y seguimos comprando[29], romper la baraja, recuperar la calidad de las gentes del común y el conocimiento de la sabiduría ancestral de la vida rural asturiana, de pastores y campesinos, de artesanos y artistas. Ha de salir de rehabilitarnos en los valores éticos y morales que siempre nos condujeron hacia la virtud humana, el amor por la libertad y el amor al prójimo. Para volver a saber autoorganizarnos.

 

Dejar de buscar el dinero para buscar la belleza, el entendimiento, el riesgo, la libertad y la inteligencia. Mirar al presente para soñar el futuro. Hacer lo posible para alcanzar lo imposible. Abandonar el cuento de los derechos y el bienestar, de la modernidad y la tecnología al servicio del poder, de lo ecológico y lo sostenible, y abrazar el esfuerzo mutuo para celebrar y defender aunque sea con las guadañas afiladas, los valores de la libertad y la tradición de las gentes del rural asturiano y del país. Los que siempre cuidaron su monte. De nosotros, las Bestias.

 

 

Antonio de la Fuente Gómez

 

 

[1] https://revolucionintegral.org/acerca-del-conspiracionismo-una-perspectiva-desde-la-revolucion-integral.

[2] Repico las campanas, llamando al combate de Enrique Bardají [https://revolucionintegral.org/repico-las-campanas-llamando-al-combate].

‘La creación de los Montes de Utilidad Pública en virtud de la Ley de Presupuestos de 1896 representó un nuevo paso en el control de los montes comunales por los organismos del Estado, proceso que alcanza su máxima expresión en las inmediaciones de la Guerra Civil con la constitución del Patrimonio Forestal del Estado. El incendio del monte se convirtió entonces en una forma habitual de protesta como venganza frente a la usurpación, que en muchas ocasiones ha pervivido hasta nuestros días. En efecto, los vecinos, cuya economía dependía de la existencia de amplios espacios de monte para el pastoreo, la ampliación de los cultivos en momentos de crisis o la recolección de lefias o esquilmos, no aceptaron ni el acotamiento de parte de los montes que consideraban suyos y habían disfrutado sin limitación alguna «desde tiempo inmemorial», como repite insistentemente la documentación, ni el impuesto del 10% del valor de sus aprovechamientos, que estipulaba la Ley de Repoblaciones de 1877, ni mucho menos la repoblación, a la que tan solo atribuían perjuicios, recurriendo con frecuencia al incendio de los montes como forma de protesta’. En Los incendios forestales a través de la historia: Pervivencias y cambios en el uso del fuego en el noroeste peninsular. Luis Guitan Rivera, 1999.

[3] https://www.lapsicologiaresponde.com/post/el-control-mental-mediante-trauma.

https://www.lapsicologiaresponde.com/post/serie-manipulaci%C3%B3n-a-la-poblaci%C3%B3n-c%C3%B3mo-hemos-llegado-a-este-punto

[4] https://www.lapsicologiaresponde.com/post/la-disociacion-traumatica.

[5] https://rebelion.org/guerra-de-baja-intensidad-e-industria-de-la-manipulacion. https://es.wikipedia.org/wiki/Ganar_corazones_y_mentes.

[6] https: //revolucionintegral.org/as-bestas-turbo-ideologia-institucional-multipremiada.

 https://revolucionintegral.org/as-bestas-cine-canalla-multipremiado-ii.

[7] https://www.nortes.me/2023/04/01/fuego-agresiones-e-impunidad-en-el-mundo-rural-asturiano.

[8] En este artículo las ecofeministas se suman a la marca feminista de Estado, culpar al hombre: ‘Creemos que el debate está masculinizado’: https://www.nortes.me/2023/04/05/para-construir-paisajes-que-no-ardan-es-fundamental-la-actividad-ganadera.

[9] No estoy en contra de la empresa privada, en tanto que constituya una iniciativa de trabajo libre e independiente, privada, siempre y cuando no sustente el sistema de dominación y fiscalización del Estado. Sí a la empresa, no al trabajo asalariado, no a los IMPUESTOS del Estado.

[10] Artículo de Jeff Thomas: https://extramurosrevista.com/cuando-mueren-los-imperios.

[11] Echar raíces de Simone Weil.

[12] https://felixrodrigomora.org/reflexiones-sobre-la-fiesta-popular-y-borracheras-no/

[13] Democracia Directa y Derecho Consuetudinario de Félix Rodrigo Mora, con prólogo de Enrique Bardají y María Bueno. Editorial Bagauda, 2023.

[14] Lo llaman comunal y no lo es de Antonio de la Fuente Gómez. www.virtudyrevolucion.org.

[15] Trabajar para comer. Producción y alimentación en la Asturias tradicional.

[16] Este articulo es de gran importancia y de abundante información al respecto: https://felixrodrigomora.org/los-montes-arbolados-el-regimen-de-lluvias-y-la-fertilidad-de-los-suelos. Acerca de la función del ente estatal en la introducción a gran escala del temible árbol, consultar El papel del Estado en la creación e industrialización de las masas forestales. Los eucaliptales del suroeste y la Empresa Nacional de Celulosas de Huelva, 1940-1975 de E.Rico, en ‘Historia y economía del bosque en la Europa del sur (siglos XVIII-XX)’, J.A. Sebastián y A. Uriarte (editores). También  Emilio De La Cruz Aguilar, historiador, en su libro “Claves histórico-jurídicas de la destrucción de nuestros montes” deja claro la verdad de los ingenieros de montes en este asunto.

[17]https://felixrodrigomora.org/las-desamortizaciones-de-los-comunales-y-la-destruccion-de-los-bosques-autoctonos-en-los-siglos-xix-y-xx-con-felix-rodrigo-mora.

[18] Un ejemplo de estudio, aunque limitado, sobre el tema de la perdida de tradiciones de todo tipo, como el uso de las plantas, lo tenemos en la obra de Elia San Miguel López, Etnobótanica de Piloña, 2004.

[19] https://felixrodrigomora.org/la-pac-enemiga-de-los-bosques-ibericos.

[20] Estudio sobre la Segunda República Española (1931-1936) de Félix Rodrigo Mora, 2015.

[21] Naturaleza, ruralidad y civilización de Félix Rodrigo Mora. Editorial Cauac, 2020.

[22] El segundo asalto. Forma y contenido de la revolución social de Miguel Amorós.

[23] https://revolucionintegral.org/a-muerte-contra-el-campo-conservacionismo-funcionariado-y-animalismo.

[24] https://revolucionintegral.org/la-agroecologia-y-sus-criterios, https://revolucionintegral.org/el-ecofeminismo-no-busca-liberar-a-las-mujeres-del-estado, https://revolucionintegral.org/la-voluntad-de-poder-y-el-izquierdismo-ecofascista.

[25] https://www.epe.es/es/sanidad/20220707/paises-mayor-consumo-psicofarmacos-espana-14024527, https://forbes.es/listas/7982/los-paises-en-los-que-mas-antidepresivos-se-consumen.

[26] https://revolucionintegral.org/mentiras-verdes-y-sostenibles.

[27] https://www.profoas.com/pdf/documentacion/Revision-Plan-Forestal-Asturias-2021-2036-I-BORRADOR-2.pdf.

[28] https://confilegal.com/20220902-intereses-economicos-detras-de-los-incendios-forestales.

[29] A estas alturas todavía nos seguimos creyendo los discursos, relatos y retóricas con que la administración nos machaca, esos relatos de doble sentido y doble moral donde por un lado te dicen una cosa y por el otro la contraria, lo más evidente en este caso es que el poder se llena la boca de palabras bonitas y pequeñas verdades, como la recuperación demográfica, fijar población en el rural, querer ayudarnos, etc. mientras hace políticas que desarrollan todo lo contrario: abandono del sector primario, ahogo de las producciones familiares, legislación contra el rural, apertura de grandes mercados, extractivismo verde, más burocracia, etc.

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