Dos novelas

Publicado el 1 de agosto de 2023, 22:28

Por Jesús Trejo

Tiempo de lectura estimado: 4 min

Estas dos novelas que propongo como lecturas veraniegas fueron descubiertas por dos caminos diferentes; la primera, mientras estudiaba los devastadores y terroríficos efectos del “area bombing” que el ultraimperialista Churchill impulsó como medida para acabar con su competidor alemán, el cual le estaba amenazando sus colonias africanas y asiáticas, y que consistía en bombardear indiscrimidamente áreas populares alemanas sin interés logísticos o armamentísticos, sino simplemente para generar un temor sádico.

 

La segunda fue una invitación de un inmigrante nigeriano que se ponía en la puerta del mercadona de mi barrio, y que ante mi desconocimiento de su cultura me sugirió la obra que reseño:

 

1 .Kate Atkinson: “Un dios en ruinas”

 

Para los que hablan de la inutilidad del sufrimiento y la precariedad, esta novela de vida-ficción, sustentada en las firmes bases de la mentalidad “pre-estado del bienestar” que aun se mantenía en la vieja Europa en el seno de las estructuras neorrurales, es un baño de agua fría. Ambientada en Inglaterra, tiene como protagonista a un individuo educado en el seno de esas comunidades donde hay una base importante de autosubsistencia en todos los órdenes, material, espiritual, cultural, etc. La novelista despliega la vida de un antepasado, con una infancia compartida en un nutritivo espacio vital con una familia y vecinos que permitían el despliegue personal,  y  formidables personalidades femeninas que constantemente surcan la narración (su hermana Ursula, su mujer Nancy, las mujeres que hicieron absolutamente todo lo que hacían los hombres mientras ellos iban a morir a la guerra , etc).

 

Pero igualmente importante en la estructura de la novela son las pocas concesiones que la autora hace a un mundo idílico, porque introduce los conflictos y los desagrados de la existencia individual, y también porque en esta novela-río, que fluye desde el inicio hasta el final de la vida con saltos continuos entre los acontecimientos personales, se va viendo cómo las personas van cambiando desde la solidez del mundo previo a la guerra hasta la liquidez de la mentalidad de los sesenta, y la gelatinidad de los ochenta, representada en los hijos y nietos del protagonista, y está muy lograda esas contradicciones y conflictos generacionales y cómo se superponen en el seno de las familias.

 

El catalizador de  la novela es la II GM y el papel de la RAF. La autora es honesta y denuncia el holocausto premeditado pergeñado por Churchill de los “bombardeos estratégicos” que los aliados inflingieron sobre la población civil alemana, matando a unos 600.000 alemanes y constantemente lo tiene presente.

 

La ternura, simpatía y ejemplaridad con que se ha retratado la mentalidad del mundo prebélico y pre-bienestar del protagonista es realmente lo más reseñable, con sus peripecias y cosas a salvar, como el famoso y tradicional viaje de madurez que hace el protagonista a sus veinte años, buscándose la vida y alentado por su familia, nada que ver con el año de Erasmus, que sólo clona la vida disipada universitaria en otro país.

 

La autora apunta a una posible respuesta sobre lo que es tener un mundo con sentido: Tener un hogar, una referencia espacial donde volver, donde se une el pasado en el presente, y que permite afrontar el futuro con determinación.

2. Chinua Achebe: “ Todo se desmorona”

 

Esta obra de finales de los 50 es un clásico entre los multiculturalistas y los antropólogos culturales, pero hay elementos destacables, no solo por la belleza y autenticidad de la narración, sino por la expresión de colectividades bien organizadas y desigualitarias, pero siempre con un fuerte y poderoso influjo de lo asambleario. Las personas se autodefinen libremente y se autoconstruyen, haciéndose responsables de sus decisiones. Los mecanismos de los que se valió el imperialismo para introducirse en las comunidades tradicionales  africanas, valiéndose del buenismo de los misioneros, y el colapso del mundo ancestral, es brillantemente narrado en esta obra, con sabor a tragedia griega. 

 

Lo más resaltable de esta novela son las preguntas que suscita, sobre todo la de la incommensurabilidad cultural y cómo superar diferencias entre los pueblos con niveles y estadios de desarrollo diferentes.

 

 

Jesús Trejo

Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios