De la vejez. De la amistad - Cicerón (y II)

Publicado el 1 de julio de 2023, 11:45

Por Albert Zaragoza Gas

Tiempo estimado de lectura: 1 hora

 

Catón el Viejo o de la Vejez

 

Catón el Viejo o de la Vejez, lo dedica Cicerón a su amigo Ático, apesadumbrado por el envejecimiento. Cicerón pone en boca de Catón el Viejo, que simbolizaba la ancianidad digna dentro de laos círculos políticos romana, un dialogo que discurre con Escipión y Leilo. El fluir de la conversación va guiando la narrativa que va exponiendo perlas filosóficas, profundas reflexiones en torno a la condición de la edad avanzada, que inspiran y reconfortan, que hacen observar la longevidad como una magna meta y un período de vida donde se puede lograr la realización, tanto como en otras edades más vitales, aunque quizás en otros aspectos. Lo relevante es saber las actividades que son las acordes a cada edad, y disfrutar de cada una de ellas con su carácter determinado; para Cicerón la senectud es la edad de la virtud, ya que los placeres se alejan, se pierden los dientes, flaquean las fuerzas, se pierden los apetitos. Es por tanto que deja tiempo y lugar para el espíritu, para otras inquietudes y tareas.

 

Cicerón escoge para simbolizar a la vejez digna y henchida de sabiduría a la figura de Catón el Viejo, bisabuelo de Catón el Joven que tan bien conocía de los debates del Senado; así el autor se introduce en la personalidad de Catón para guiar a modo de conversación las reflexiones relativas a la vejez. Los primeros capítulos transcurren en diálogo entre Escipión y Leilo, los cuales se admiran de que Catón soporte tan bien la vejez, este les contesta que toda su sabiduría consiste en obedecer a las leyes de la naturaleza.

 

“¿es que fue mucho más aprisa la vejez a arrinconar a la juventud de lo que esta hizo con la niñez? además ¿es que, si hubieran llegado a los ochocientos años en lugar de a los ochenta, iba a por ello a serles menos pesada la vejez?”

 

Señala que la personalidad de cada uno, sus hábitos y costumbres, que acompañan durante la vida causa los inconvenientes de la vejez, estos derivan del carácter más bien que de la edad, pueden aquejar los mismos males en la juventud, o en la edad madura; el remedio se halla en la cultura del espíritu y la práctica de las virtudes, ya que la vejez nos es para todos pesada.

 

“ Ni aun para el sabio es leve la vejez en la extrema indigencia, ni al necio, a pesar de hallarse en la opulencia, puede dejar de serle pesada y molesta”

 

Catón indica el valor de la virtud, entendido como fortaleza y entereza moral, como concepto fundamental para sobrellevar las penurias de la vejez; la actividad artística, ya sea literaria, pictórica, retórica o musical, que se cultivan con la práctica, con el desarrollo cotidiano de la apreciación estética y el manejo de técnicas, son también de inmensa utilidad cuando uno llega a viejo.

 

“Las armas más valiosas de la vejez son el arte y el ejercicio de las virtudes, los que, practicados en cualquiera de las etapas de la vida […] llevan frutos maravillosos, no tan sólo porque jamás fallan, ni siquiera en la última etapa de la vida”

 

Nos muestra también cómo se pueden hacer servicios públicos, refiriéndose a la política o al ejército, poniendo de ejemplo a Quinto Máximo y los servicios que ofreció a la patria romana en edad avanzada. Esos servicios, pueden ser de igual ayuda para la comunidad civil, dando a entender que la función de social del anciano lejos de ser una carga se convierte en determinante.

 

En el aparto cinco hace referencia grandes hombres cuya actividad y aporte a la sociedad se prolongó hasta el lecho de muerte como Platón, Isócrates, Gorgias y Ennio, todos ellos han soportado la vejez sin pena y sin debilidad.

 

“Platón que escribió hasta los ochenta y un años, poco antes de morir.”

 

Nos describe cuatro causas que hacen parecer miserable a la vejez:

 

“Una, porque aparta del manejo de los negocios

otra, porque hace al cuerpo más enfermizo

la tercera, porque priva de casi todos los placeres;

y la cuarta, porque no está muy lejos de la muerte”

 

Catón seguidamente rebate estas cuatro razones por las cuales la vejez pudiera parecer indeseable. Respecto a los negocios, Cicerón en boca de Catón recuerda que la memoria no le falla a los viejos que la ejercitan; ellos conservan su inteligencia si se esfuerzan por guardarla, pone ejemplos  de poetas, filósofos, así cómo dueños de haciendas o comerciantes.

 

Añade que el viejo no está a expensas del otro; depende de él hacerse amar de los jóvenes que buscan sus consejos, sus técnicas, o su tiempo; en todo caso no está condenado a la ociosidad, por no disponer de unas capacidades físicas óptimas, la capacidad física no obstante es fruto de las costumbres que se haya tenido por joven, y es algo que se puede ejercitar y entrenar, la energía de ánimo y motivación es en este caso lo relevante.

 

Y es verdad que posiblemente esta también se vea mermada con la edad. Disminuye la fuerza del espíritu, pero deja el pensamiento intacto, además se adquieren características con la edad como una cierta elocuencia, severidad que permite instruir a los jóvenes. En todo el caso insiste el autor que los desordenes de la juventud son muy a menudo la causa de las enfermedades de la vejez.

 

“Hazte pronto viejo si quieres ser viejo durante mucho tiempo. Yo por el contrario, preferiría ser viejo durante menos tiempo a ser viejo antes de serlo.”

 

Las fuerzas de la vejez son suficientes para los trabajos que le convienen y se mantienen para su ejercicio. La vejez está privada de los placeres, lo que, si ello es así, estará privada del más grande de los males, porque el placer es el enemigo de la virtud. Es fácil convencer a los Estados en los que reinan los placeres. El gran mérito de la vejez es que desea poco los placeres, si bien no carece de ellos por completo

 

“Sofócles: ¿todavía hacía uso de los placeres de Venus? Los dioses me guarden!

Quizás a los ansiosos de tales cosas les resulte odioso el carecer de ellas, pero a los ya satisfechos y saciados les es más agradable el carecer de ellas que gozarlas.”

 

Uno de los trabajos que le convienen son los estudios de menor importancia que requieren gran agudeza:

 

Y, ciertamente, estas aficiones a instruirse son las que crecen con la misma edad en los prudentes y bien formados […] Solón: que iba envejeciendo aprendiendo muchas cosas día a día

 

Los placeres de la agricultura no están prohibidos a la vejez, los trabajos del campo le proporcionan las más agradables distracciones

 

“Esta vida de campo ha encantado a grandes hombres. Esta vida entraña el bienestar y la abundancia de todos los bienes”

 

La vejez, cuando corona toda una vida irreprochable, tiene como privilegio la autoridad. Los defectos que se le atribuyen no vienen de la edad, sino del carácter e índole de la persona.

 

Al referirse al Thanatos, sobre el inconveniente de la proximidad de la muerte, alega que no hay que temer la muerte; ésta tampoco perdona a los jóvenes. La vida es tan corta, que su fin está próximo. La muerte de un hombre joven es dolorosa, pero la del viejo es natural, como el fin de un viaje.

 

Si el objetivo de cualquier ser vivo joven es llegar a viejo, aquel que es viejo ya debería celebrarlo como quien a conseguido llegar a la meta:

 

“Pero precisamente por ello es de mejor condición el viejo, ya que tiene conseguido lo que el joven espera todavía: este quiere vivir durante largo tiempo; aquél ya lo ha conseguido.”

 

El morir de los jóvenes es como apagar una llama bajo abundante agua, mientras que el de lo viejos es una llama que se va consumiendo lentamente, que se extingue, sin que ellos hayan puesto nada de su parte. Metáfora de las manzanas de los árboles maduras que caen de manera natural

 

“Cuanto más me acerco a la muerte, me parece ya distinguir tierra en esta mi navegación y que al fin tengo que tocar puerto tras este prolongado caminar

 

En el apartado XX afirma que la vida no tiene un término fijo, para ello hay que prepararse con una constante meditación, diaria, recordar y valorar la vida, el memento mori de los estoicos. El fruto de esta reflexión es que los viejos deben temer menos la muerte.

 

Los últimos tres apartados tratan sobre la vida futura, la inmortalidad y asuntos teológicos

 

Leilo o de la amistad

 

Con el mismo arte que con Catón, en Leilo o de la Amistad Cicerón encarna el personaje de Leilo en una charla distendida con sus dos yernos Fanio y Escévola va desgranando la concepción de Cicerón sobre los amigos, la amistad, y los vínculos amatorios que unen a las personas. La temática se introduce conversando sobre la reciente muerte de Escipión, en ella se acuerdan del Africano, recuerdan a Catón, ciudadanos que han dejado una huella imborrable entre aquellos que les conocieron.

 

Al igual que al final del libro de Catón, en este en el comienzo hablan de asuntos teológicos de la vida después de la muerte, relacionándola con las virtudes y los recuerdos que dejaron aquellos que no están en sus amigos. En el apartado V Leilo consiente  hablar de la amistad y comienza el monográfico sobre que es tener amigos:

 

“No puede existir amistad sino entre los buenos”

 

“Parece ser que hemos nacido para que exista cierta sociedad entre los hombres tanto mayor cuanto mayor sea la aproximación”

 

Nos indica que la amistad aventaja al parentesco, pues es una relación que se escoge, que surge de afinidades, y que requiere un compromiso por las dos partes para mantenerse:

 

“Por aquello que del parentesco puede separarse la benevolencia; de la amistad no se puede, ya que, separado de la benevolencia, el nombre de la amistad desaparece, el del parentesco subsiste.”

 

En este tramo de la lectura, más bien en su re-lectura, llegué reflexión sobre la calidad de las amistades según su tipo, inspirado en las palabras de Cicerón. Pensé que de mayor a menor está el viejo amigo, el amigo que ha aguantado el paso del tiempo con el cual se comparten experiencias y tiempo vivido, en diferentes situaciones, que se alarga en el tiempo con diferentes edades; después se sitúa el nuevo amigo, personas que hemos conocido recientemente y que congeniamos, hay simpatías recíprocas, y se comparten intereses, es menor al viejo amigo, pues el nuevo amigo carece de otros contextos pasados y de experiencias compartidas en el pasado; en el siguiente escalón encontraríamos al viejo enemigo, es aquel que por uno u motivo hemos tenido conflictos o desencuentros, con él compartimos experiencias vividas, y conocimiento recíproco a pesar de no tener una afinidad mutua, por último, la relación humana de menos calidad estaría el nuevo enemigo, alguien que por causa reciente nos ha causado una enemistad, es este al cual más odiamos y en cual nos centramos en litigar en el presente.

 

En esta clasificación es posible la movilidad interna y con unas direcciones concretas, esto es: el nuevo amigo puede pasar a ser viejo amigo, si fructifica las relaciones cordiales y se alimenta la amistad, algo positivo y que debe guiar toda nueva relación de amistad; el viejo enemigo puede pasar a ser nuevo amigo, algo bastante común, que por el paso del tiempo y las vueltas que da la vida lleguemos a apreciar a un viejo enemigo, sellando viejas rencillas y abriendo la puerta al entendimiento; del mismo modo un nuevo enemigo puede convertirse en un viejo enemigo, si con el paso del tiempo las fricciones se mantienen o se incrementan;  igualmente un viejo amigo puede convertirse en un nuevo enemigo, si por algún motivo o desavenencia una vieja amistad se rompe, estos enemigos suelen ser los peores enemigos nos comenta Cicerón, deberíamos llevar cuidado en no romper viejas amistades, pero en ocasiones es inevitable, y al ser un nuevo enemigo centramos nuestra ira, descontento y malestar, pero además pueden surgir rencores debido a que al haber sido viejo amigo ambos se conocen mutuamente y tienen recuerdos escondidos para desempolvar, reproches e informaciones íntimas que pueden causar los más grandes daños.

 

Lo que no es posible es que un viejo amigo se convierta en un nuevo amigo, las relaciones de amistad maduran y se establecen, y tal vez carezcan de la energía y excitación de las nuevas amistades, eso únicamente se da en los comienzos de amistades, cómo la espuma de un vino que brota con fuerza y luego se estabiliza. Tampoco es posible pasar de viejo enemigo a viejo amigo, ni de nuevo amigo a nuevo enemigo, ni de nuevo amigo a viejo enemigo, es absurdo plantearlo, no obstante siento la necesidad de indicarlo.

 

viejo amigo > nuevo amigo > viejo enemigo> nuevo enemigo

 

En el apartado VI nos describe las ventajas de la amistad, la sitúa por encima de todos los bienes excepto de la sabiduría; declara que es inseparable de la virtud; es necesaria a nuestro corazón, a nuestra efusión, acrecienta nuestras alegría, disminuye nuestras tristezas, y, mientras que los demás bienes no sirven cada uno más que a uno solo, ella es buena para todos en todo tiempo y en todo lugar.

 

“Quienes ponen en la virtud el sumo bien, obran maravillosamente; pero esta misma virtud es la que engendra y mantiene la amistad, y sin virtud no es posible que pueda existir amistad alguna”

 

“¿Qué significado puede tener una vida, que no descansa en la benevolencia mutua del amigo? ¿qué cosa más dulce que le tener con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?”

 

“La satisfacción que te proporcionan tus éxitos no serían los mismos si no tuvieras a alguien con quien se gozara en ellas como tu mismo te gozas”

 

“Allí dónde te vuelvas está presta; de ningún lugar se la excluye; jamás es intempestiva, jamás es molesta, y así, como suele decirse, no usamos más del agua y del fuego que de la amistad”

 

La amistad impide las debilidades, y los desalientos, triunfa sobre la ausencia y la misma muerte. Sin ella, o sea sin ese afecto, la sociedad no puede mantenerse y el odio y la discordia trastornan a los estados más poderosos. La amistad es diálogo íntimo y sincero, no es amigo con el cual no te puedes expresar como si hablaras a tu conciencia. Con este tipo de indicaciones, Cicerón nos permite apreciar quién es un verdadero amigo y quién un conocido cercano con confianza.

 

Los muertos viven en la añoranza de los amigos que les acompañan, por eso se considera feliz la muerte de los que se van y laudable la vida de los que se quedan. La amistad dignifica la vida y honra la muerte, es por tanto un bien trascendental.

 

La fuerza de la amistad puede observarse en su contrario, en los males que causan las enemistades y los desencuentros con terceros

 

“¿que casa puede soportar los odios y las divisiones?”

 

“Agrigento: cuanto existe en la naturaleza […] las junta la amistad y la discordia las disgrega”

 

Exclama que el interés y la planificación es incompatible con la amistad, es un impulso biológico incontenible, que no atiende a previsiones ni especulaciones:

 

“La potencia de amar es espontánea y no lleva ninguna reflexión, ningún calculo”

 

Pues el amor del cual toma el nombre la amistad es lo principal para efectuar esa unión de benevolencia. Todo en cuanto hay en la amistad es verdadero y voluntario. La amistad nace de la misma naturaleza, más bien que de la necesidad, de un afecto del alma, con cierto sentimiento de amor, que del pensamiento de cuanta utilidad puede reportarnos.

 

Lo compara con el amor familiar, el amor de la madre, el amor por los hijos y estos por los padres. Amor entre hijos y padres, el cual no puede romperse si no es por detestable crimen

La amistad no es un tráfico, no puede ser rebajada a este nivel sino por gentes que lo relacionan todo con sus placeres. Tiene, es verdad efectos favorables a nuestros intereses, pero no cambia con ellos.

 

En el apartado X expone las causas que impiden que las amistades duren siempre:

 

“la adversidad, la inconstancia, la edad, las competiciones de honores o de riquezas, las exigencias culpables de ciertos hombres que quieren obtenerlo todo de sus amigos y no les perdonan una negativa legítima.”

 

En relación a los límites de la amistad declara:

 

“Hay cosas que los amigos no deben pedirse ni ejecutarse”

 

“No vale la excusa del pecado afirmar que lo hiciste por tu amigo; porque al ser la idea de virtud conciliadora de la amistad, es difícil que ésa permanezca si te hubieses apartado de la virtud.”

 

Nuestra dedicación a la persona de nuestros amigos no debe jamás arrastrarnos al mal, alejarnos de la virtud. Es por ello que ciertas uniones viciosas, de compincheo para repartir la carga de las acciones inmorales realizadas en conjunto, no puede ser considerada verdadera amistad según Cicerón. En este punto me pregunto la cantidad de pseudo-amistades que solo las juntan la masilla de la cocaína, o del sexo con prostitutas, o de las borracheras puntuales; ciertamente esos vínculos en los cuales el vicio y la inmoralidad hacen de nexo de unión no deberían ser calificadas como amistades, no obstante, podemos observar que a pesar de ser vínculos muy frágiles y problemáticos, quizás si que haya algún tipo de afecto entre esas personas que comparten vicios, ya que se suelen invitar, prestar dinero, tienen contacto frecuente y hacen reuniones sociales, en definitiva pueden surgir unos vínculos relacionales amatorios también en las relaciones no virtuosas, aunque estos son de menor calidad y no podrían calificarse como verdadera amistad, al menos según Cicerón:

 

“ No solicitemos cosas vergonzosas, ni solicitadas las ejecutemos”

 

En el apartado XIII Leilo rebate dos paradojas propuestas por dos filósofos griegos: la primera que se debe amar con moderación y no inquietarse demasiado por los demás; la segunda que es necesario buscar amigos para ser defendido y ayudado. Las califica de egoístas; la amistad puede tener sus inquietudes y sus penas, como la virtud, pero no se debe renunciar más a una que a otro por temor al dolor  y por amor a la tranquilidad. Ni se debe buscar una protección de ellas ni se debe calcular su implicación, debe ser entrega y protección ofrecida más que recibida.

 

Del mismo modo destaca la autoridad de los amigos que aconsejan bien, del buen amigo virtuoso; a este se le debe escuchar en los consejos e inquietudes, el amigo es un guía moral, un coach en la actualidad, igual que nosotros debemos ser para él.

 

Lo que nos induce a amar es alguna bondad que apreciamos en el objeto de nuestro afecto, y , como las cosas semejantes se atraen, las gentes de bienes se ven naturalmente unidas por la amistad. Esta potencia de amar no se limita a un pequeño círculo y se extiende a todos los hombres: se satisface a ella y no a los intereses

 

“Mas al contraer la amistad, como dije antes, si existe algún destello de virtud al cual se le acerque y junte un alma semejante, cuando esto sucede, es de todo punto necesario que brote el amor”

 

“No se querrá vivir en opulencia a condición de carecer de amigos”

 

En el apartado XVI rebate tres conceptos: es necesario tener por el amigo los mismo sentimientos que se tienen por uno mismo, dos, debe devolverse exactamente lo que se recibió de él, y tercero, tener por el amigo la estima que uno se profesa a sí mismo.

 

En alusión de la frase atribuida a Bias la cual Aristóteles la usa para describir cómo aman los viejos en Retórica:  “Se ha de amar como si debiésemos odiar”; Cicerón afirma que no vemos a un verdadero amigo como quien puede ser nuestro enemigo.

 

“No es pues, deber del amigo ser para el otro tal cual es para si mismo, sino mas bien el esforzarse y el procurar todo lo posible en levantar el ánimo decaído del amigo y hacer entrar en su animo esperanzas y pensamientos mejores”

 

En consecuencia, Cicerón dice que no debemos consolar, o permitir el desaliento, no debemos imitar los sentimientos de un amigo para hacerle sentir mejor; la misión del amigo es reconfortar, animar, y hacer que el amigo encuentre fuerzas interiores para superar su estado de ánimo decaído.

 

Las  cualidades de un amigo son  “constante en el afecto y resistentes a la fortuna y el poder” Ya que la riqueza material y el ascenso político, incluso social, la fama, la influencia social, son elementos que erosionan muy rápidamente la amistad.

 

“Suelen hallarse con muchísima dificultad verdaderas amistades en aquellos que se dedican a los asuntos públicos”

 

Para Cicerón el amigo verdadero es equivalente a franqueza y lealtad; enemigo de nuestros enemigos, horror de los detractores; en una relación de igualdad y con dulzura de carácter.

 

Ante la cuestión de si deben sacrificarse antiguos lazos a nuevas amistades, Leilo aconseja que no, que se intente conservar las viejas amistades por encima de las nuevas. Dirigido para aquellos que hayan escalado a nivel social, o que hayan adquirido riquezas, bienes, o fama, respecto a sus amigos y entren en nuevos círculos sociales, los más poderosos deben ponerse al nivel de los otros, o más bien, esforzarse en elevarlos hasta ellos.

 

Las diferencias de rango y talento deben borrarse en la amistad; el equilibrio de la amistad reside en la horizontalidad, el amor entre iguales, sin distinciones jerárquicas, ni envidias ni desprecios. Tampoco se debe perjudicar a los amigos por exceso de afecto. Comenta que las amistades deben juzgarse una vez llegado a estado de madurez y firmeza de edades y caracteres.

 

“Pides al amigo y que permites que él obtenga de ti.”

 

Así de estricta y estrecha es la amistad verdadera, basada en la virtud que entendía Cicerón, eso conllevaba a ser muy selectos en saber a quién ofrecer este vínculo. Hay que ser prudentes en la elección de los amigos. Para Cicerón la elección y selección importa, recomienda no entregarse en amistad enteramente hasta poder comprobar certeramente si este vínculo está guiado por la virtud; eso que propone Cicerón en sí es una contradicción a lo que anteriormente había comentado de que la amistad es un impulso, que no se puede calcular, y que no entiende de intereses, por lo tanto queda un poco en consejo contradictorio dentro de su propio discurso; es cierto que debemos ser prudentes en quien revelar cosas íntimas, pero eso es algo natural, como dice el autor espontáneo, en una mayor parte incontrolable.

 

“Aquel que fuera arrebatado al cielo y admitido a penetrar los secretos del universo, los admiraría sin gozo si tenía que admirarlos solo. “

 

Como consejos finales indica que dejemos a un lado las sospechas, no obstante, resulta necesario decir la verdad, y posiblemente lo que sea  mucho más difícil, escucharla. Advierte que el adulador no es un amigo, ya que la adulación perjudica, engaña y es miel para necios. Por último concluye que el ejemplo de:

 

“La virtud hace nacer la virtud y la hace duradera”

 

 

Conclusión

 

Tras la lectura del libro y su debida reflexión extraigo que la ancianidad debe ser puesta en valor, pero desde la percepción del sujeto; la sobrevaloración de la juventud es algo muy bélico, muy de Hegel y, muy Nazi, ambos estaban entusiasmados con la juventud. La puesta en valor de la senectud es la puesta en valor del conocimiento adquirido en vida, el experiencial, que en la práctica es el único propio del individuo, es poner el valor el heroismo, ya que saber envejecer es la práctica de la virtud, es por eso que la revolución integral se debe a la ancianidad y los ancianos pueden ser un elemento clave en la revolución integral, al reincorporarlos a la vida productiva en sus tareas, en sus consejos, y devolverles a la vida; también para poder gestionar su cuidado en las familias, en los barrios, entre iguales y entre personas queridas, para eso se deben de cultivar lazos afectivos en juventud, ya que como bien declara Cicerón las carencias en de la vejez se deben a las carencias de la juventud.

 

Debemos aprender oficios que poder realizar durante toda nuestra vida, y que poder enseñar en el futuro, que podrán ser útiles para poder sobrevivir ante el caos que se avecina, y que al mismo tiempo nos permitirá mantenernos jóvenes durante muchos años; oficios manuales, como cestero, pintor, carpintero, agricultor, apicultor, decenas de miles de oficios perdidos a recuperar que puede que no serán económicamente viables ahora, pero nunca se sabe en el futuro, y además que nos va a permitir estar entretenidos y tener un quehacer, ya que la muerte comienza cuando se deja de estar en activo.  Al  mismo tiempo debemos reconstruir los vínculos afectivos, las amistades, y para eso Leilo da muy buenos consejos. Porque cuando seamos viejos  deberemos tener amigos a los cuales ayudar y que nos ayuden. El primer paso en la reconstrucción de la dignidad en la senectud comienza en valorar los vínculos de la amistad entre iguales, sin estos lo único que queda es el abandono, el olvido y la eutanasia obligatoria. Unos años de paga, que veremos lo que dura, porque la Seguridad Social no guarda y acumula, sino que paga con las contribuciones actuales las pensiones actuales, actúa como una estafa piramidal, que precisa de nuevos socios que coticen para mantenerse, ¿Qué pasará cuando no los encuentre y no se puedan pagar las cotizaciones? ¿Con una deuda del 125% del PIB, alguien da un duro por recibir las pensiones a 10 años vista?

 

 

Albert Zaragoza Gas, mayo 21

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Comentarios

Javier Atanes Doral
hace 10 meses

Muy interesantes reflexiones y buen colofón con lo de las pensiones.