Por Tombol

[Tiempo estimado de lectura: 20 min.]
(A partir del visionado de la película “Díaz: No limpiéis esta sangre” (2012) del director italiano Daniele Vicari). (1)
SINOPSIS: Película basada en los hechos ocurridos en el año 2001 en Génova, durante la Cumbre del G-8; y más específicamente, lo acontecido en el colegio Armando Díaz en la noche del 21 de julio.
Me gustaría recordar que el cine lo uso simplemente como útil excusa para iniciar un proceso de cavilación que nos permita diseccionar la realidad y acercarnos a una posible verdad, hasta donde sea hacedero.
¿Por qué ha escogido esta película, entonces?
Ya digo que no busco hablar de cine. Solo diré que es un buen trabajo cinematográfico y que, hasta donde he podido averiguar, es suficientemente fidedigno con los hechos reales a que se refiere, que es lo que importa. Lo que me ha interesado, pues, ha sido revisar ese momento de la historia, cuando el llamado “movimiento antiglobalización” había iniciado su andadura.
Un movimiento social importante y muy identificado con el espíritu de “las izquierdas”…
Para los que ya tenemos cierta edad, nos es fácil recordar que, en sus principios, aquel movimiento era más heterogéneo de lo que devino después. Se identificaban con sus genéricos patrones tanto sectores de la izquierda como de la derecha, abarcaba también a gentes comunes o simplemente disconformes, a locos, a conspiranoicos, … incluso a grupos católicos. Es por eso que, cuando se celebró la Cumbre de Génova, en el 2001, acudieron a esa ciudad, procedentes de toda Europa principalmente, unas ¡300.000 personas! Solo puede explicarse tal aglomeración de gente desde la comprensión de lo que era aquel movimiento, de lo que era ese incipiente movimiento.
¿Quiere decir que era un movimiento del pueblo?
Supongo que en parte sí, sobre todo en lo que respecta a la gente que consideramos “pueblo” y que vive en la ciudad, digamos la gente que mayormente es apolítica. Yo mismo me sentí impelido a acudir a Génova, aunque no estaba interesado en la política en sí misma. De alguna manera, mucha juventud de aquella época había empezado (en los 90’) a discutir el orden establecido, ver espoleada a la juventud no fue algo nuevo, ya había ocurrido en los 60’. Por poner otro ejemplo, el 15M también tenía una base sustanciosa antisistema y fuera de ideologías.
¿Y por qué se identifica ese movimiento con las izquierdas, entonces?
Bueno, ya sabemos que las ideologías políticas, tanto de derechas como de izquierdas, tratan siempre de sacar rédito de las inquietudes sociales. Lo cierto es que, en la década de los 90’, los Estados (a través del FMI, gobiernos y demás), empezaron a reunirse para hacer cambios en la configuración del modelo (acuerdos para la organización sobre el futuro de la humanidad, tanto a nivel político como económico); y la desconfianza que ello provocó en la sociedad inició una serie de movilizaciones en contra, las cuales tuvieron su chispazo propulsor en la llamada “batalla de Seattle”, cuando 50.000 personas de toda índole acudieron a esa ciudad para tratar de boicotear una reunión de la OMC (Organización Mundial de Comercio) en 1999.
Lo que ocurrió en 2001 en Génova fue lo mismo que ocurrió en Seattle en 1999, pero con más gente.
El movimiento antiglobalización había ido ganando adeptos, de todos los ámbitos sociales, insisto, aunque en los canales oficiales parece que solo se quería resaltar a “ecologistas y pacifistas”, gentes apostadas en ideologizaciones de tipo izquierdista, vamos. La gente normal, trabajadora o estudiante, a secas, resulta que nunca cuenta. Lo cierto es que el marchamo que llevaban todo este tipo de reuniones estatistas, impulsó mucha desconfianza y resistencia hacia ellas, y esa reacción social había puesto sobre aviso a los gerifaltes de los Estados, que habían tomado nota.
¿Y esa “nota” se encarnó en la Cumbre de Génova en 2001?
El Estado italiano, conocedor de la magnitud del movimiento contrario a la Cumbre del G-8 que se iba a celebrar, tomó medidas. No podía dejar que “los contestatarios” protagonizaran el Encuentro de las potencias mundiales. Es claro que se anticipó a los hechos. Siempre lo hacen, los Estados no se duermen en los laureles. Es por eso que lo primero que hicieron fue crear una campaña de miedo para que los residentes en la ciudad de Génova abandonaran la ciudad antes de la Cumbre. Génova se vació para recibir a los manifestantes procedentes de toda Europa, mayormente.
¿Cree que se puede hablar, entonces, de que aquel Estado preparó una intervención política?
Totalmente. Se publicitó intencionalmente que se habían encargado un centenar de bolsas funerarias. Los disturbios se originaron a partir de los enfrentamientos surgidos desde un “misterioso” grupo de violentos participantes, los llamados “black block” (bloque negro), creo que el nombre procedió por el uso de cascos negros propios de motoristas, que incluso llegaron a enfrentar a los manifestantes normales. La Policía patrullaba las calles a la voz de cánticos fascistas musolinianos, según relataron diversos testigos. La falsedad y la mentira, instrumentalizadas por las fuerzas de represión estatales, mostró un modus operandi policial de libro, se justificó la barbarie policial falsificando hechos.
¿Qué narra de particular la película?
Ya en el ocaso de la Cumbre, todo apunta a que se quiso dar un escarmiento al pueblo, utilizando como conejillos de indias a un centenar de participantes en la movilización, gente normal se podría decir, que se alojaban durante la Cumbre en el colegio Armando Díaz. Se organizó un asalto al lugar por las fuerzas policiales, llevándose a cabo por la noche, resultando de ello un ataque brutal, salvaje, contra todos los que allí se encontraban. La película gira en torno a lo que sucedió aquella noche y los días inmediatamente posteriores.
Se dio un rapapolvo a quienes allí estaban…
Fue peor que un rapapolvo. Démonos cuenta que las secuelas mentales, para muchos de los que sufrieron la represión, fueron de por vida. Se entiende ello si se entiende cómo fue la represión policial ejercida. Fue una actuación de una violencia feroz, de un sadismo desmedido. Los hechos que vemos en el filme coinciden con las denuncias reales, acreditadas y a las que se puede dar veracidad (no se puede hablar de exageración). La ola de salvajismo desatada por la Policía me recordó a otros episodios históricos en que el Estado vomitó toda su furia contra el pueblo (La Vendée, Comuna de París, Casas Viejas, etc.), aunque sin fallecidos en este caso. Los innumerables actos delictivos (incluyendo torturas) ejecutados por las “fuerzas de seguridad” fueron denunciados y, tras años de interminables juicios, quedaron impunes. Hechos probados y demostrados, todo quedó sepultado en el olvido (el Estado arguyó que no existía en la legislación italiana, una ley contra la tortura o similar).
La mano de hierro del Estado se ejerció sin contemplaciones, siempre ha sido así, y siempre lo será. Es su naturaleza primaria. Visto lo ocurrido, cuesta entender cómo abunda la gente “disidente” a la que cuesta tanto discernir cuál es el proceder estatista, cuál es el significado real de hechos como los referidos.
¿Cuáles fueron las consecuencias de esta intervención estatal?
Podemos hablar que, desde entonces, el activismo antiglobalista ya no fue el mismo. Recibió un golpe medular en su zona de flotación del que ya no se pudo recuperar. Se puede concluir que no costó demasiado a los poderes mandantes hacer tambalear a aquel movimiento contestatario. Muchos de sus activistas cogieron miedo, otros perdieron toda esperanza. Es evidente que habían actuado sin saber contra quién se enfrentaban.
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Fue hace solo 25 años, llevado a cabo por un gobierno “democrático”, contra individuos procedentes de la cultura occidental. Las torturas y vejaciones que sufrieron muchos y muchas no han querido ser recordados, dados los buenismos inoculados en la mentalidad de las gentes de la decrépita Europa.
Un par de meses más tarde, cayeron las torres gemelas. Mientras el antiglobalismo estaba pidiendo oxígeno, recibió el golpe definitivo. Hoy la palabra “antiglobalismo” suena a descafeinada, a envase caduco, a algo que no se sabe ni lo qué quiere decir.
Este artículo no trata de defender el antiglobalismo, sea lo que sea que esta palabra signifique. Evidentemente todo lo que sea homogeneizar (eliminando lo particular de las culturas), desnaturalizar, instrumentalizar desde fuera a las sociedades, tiene una raíz envenenada, y, en este sentido, no he podido averiguar el origen real de este ideario. Lo que he tratado es, simplemente, mostrar cómo, una vez más, el Leviatán ataca al pueblo como su enemigo natural que es, con luz y taquígrafos si hace falta.
Como bien dice el punto 2.12 de las Bases para una Revolución Integral, “La gran tarea de nuestro tiempo es, en consecuencia, liquidar el poder de los mandantes, desarticular sus aparatos de gobierno, denunciar su sinrazón genocida, explicar su condición demente y homicida, hacer comprender que persiguen una meta de destrucción de la sociedad y del individuo”.
Tombol
Enlace para ver la película en V.O. con subtítulos. Para ver los subtítulos, activarlos una vez iniciada la reproducción.
https://mega.nz/folder/SJgBXAja#Pg7wLsVPOXNB0o2Q183MRg
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