Un diario de la conciencia

Publicado el 1 de mayo de 2025, 23:09

Por Tombol

[Tiempo aproximado de lectura: 12 min.]

 

Me animo a compartir, a través de este medio, un ejercicio que practico, por si a alguien pudiere resultar útil. No somos todos iguales, a todos no nos sirve seguir los mismos caminos, comprender esto es una realidad liberadora, por un lado; por otro, demuestra por qué es tan difícil avanzar por el camino de la autoconstrucción.

 

Hay algo que hay que tener claro: Los ejercicios o prácticas disciplinarias no son sustitutivas del trabajo a realizar a nivel colectivo. De hecho, la relación con nuestros iguales, debidamente desarrollada, es el camino más potente para mejorarnos y superar ciertos límites personales que de otro modo no podríamos atravesar. La relación establecida como grupo humano, esto es, la convivencialidad, es la auténtica herramienta de transformación. Y esto es así porque supone un trabajo fuera de nuestra zona de confort, nos obliga a soltar las amarras de lo conocido. En su base está, pues, el “los caminos fáciles no llevan lejos”.

 

Aparte de ese camino esencial, el del tránsito como sujeto de la comunidad, luego está el sendero que uno debe recorrer a nivel individual. Ese sendero a seguir por cada uno es único, y cada cual lo debe descubrir por sí mismo. Uno se puede apoyar en pequeños hábitos, en disciplinas que liberen, en sostener su actividad en ritmos adecuados. Pero cada día el reto es nuevo, y las rutinas incorporadas se convertirán en auténticas losas insufribles si no somos capaces de respetar nuestra esencia, nuestra particularidad, lo que nos hace únicos.

 

A lo que apunto es a lo siguiente: Parece que el ser humano necesita siempre que alguien le diga lo que tiene que hacer para poder llegar a descubrirse. No lo necesita. Necesitamos confrontarnos con los demás para descubrirnos, eso sí. Y luego, apuntalado aquel trabajo comunitario, vendrá bien que uno mismo perfile ese otro trabajo personal de mejoramiento interior. Eso es lo que da sentido a las expresiones de libertad de conciencia, autoconstrucción, autodescubrimiento, espiritualidad profunda.

 

Inicié el año pasado lo que fui a llamar un “diario de la conciencia”. Se trataba de intentar escribir, los días que fuese posible, aquellos pensamientos y reflexiones que tuvieran que ver con el movimiento de mi propia conciencia. Es decir, nada que ver con hechos cotidianos, salvo que fueran especialmente relevantes. La idea era escribir aquellas cosas que se nos pasan por la cabeza y que se pierden, y tienen alguna clase de trascendencia en nuestra vida; aquellas reflexiones que podemos sacar después de un día duro o exitoso; aquellas ideas que, por la lucidez del momento, merezcan quedar reflejadas; aquellos pensamientos que convenga retener, pues sabemos que contienen alguna clase de verdad, aunque de momento no la podamos determinar con claridad.

 

Al hacer este ejercicio, mis objetivos eran sencillos: Por un lado, quería liberar, permitirse expresar a mi conciencia, dejar un espacio a esa parte de uno a la que apenas hacemos caso por culpa del frenesí y rutina diarios; por otro lado, practicar la escritura, como la herramienta de expresión que es. Objetivos planteados de manera sencilla, como digo, sin pretenciosidades o cualesquiera egolatrías, enfocados como herramienta para el trabajo interior. Por tanto, requieren esas dos cosas, sencillez y sinceridad.

 

Me llevé una sorpresa cuando, al año, decidí revisar lo que había escrito en el diario el año anterior. Fue entonces que descubrí su verdadero valor. Leer los pensamientos de uno mismo te puede ayudar a entender cosas, a mejorar perspectivas, a desmontar las propias trampas. Hay muchos pensamientos con los que funcionamos que, si no les damos salida de alguna manera, se enquistan en bucle en nuestro interior. Es entonces que este diario se convierte en una herramienta útil, fácil de llevar a cabo, reveladora.

 

No necesitas escribir mucho, una hoja de cuartilla al día, a lo sumo. Tampoco creo que sea necesario forzarse a escribir. A la hora que a uno le venga bien, en solitario, se sienta frente al papel, y trata de centrarse, de enfocarse en nuestras últimas 24 horas. Y lo que salga, si sale algo. Y lo escrito, dejarlo estar, no volverlo a leer hasta al menos un año después.

 

Pasaré seguidamente a compartir algunas páginas del diario que escribí el año pasado, por si a alguien pudieran servir de inspiración. Es por eso que he tomado páginas distintas, que puedan reflejar de la mejor manera lo que he explicado antes. Hay otras páginas que tienen menos contenido, esas no las he plasmado, pero forman parte del proceso. También es cierto que he maquillado un poco las expresiones, lo he dejado todo más presentable, pero solo lo justo, para que pueda servir adecuadamente de estímulo.



DÍA LUNES, en Febrero

Tratar de precisar las tareas parece ahora algo que va a ser necesario. Todo parece demasiado fácil.

A la hora de comer, hay mucho que mejorar.

Una duda: ¿Cómo compaginar control y espontaneidad?

Hay que prestar atención a la disciplina, pero también a las necesidades casuales o repentinas.

No hay que olvidar que la individualidad particular significa que nuestro propio camino es ÚNICO.



DÍA MARTES, en Febrero

No todos los días favorecen el reto, son días más cotidianos, más repetitivos. Esos días son proclives para EL TRABAJO.

Quizás habría que ponerse el reto de la postura física. Es fácil dejarse llevar al colocar el peso de la cadera, del torso.

Lo incómodo también es una oportunidad. Ser capaz de ver cómo se diluye todo en el tiempo. Hay vida en todo momento, hay valor en cada circunstancia.

Encontrar el equilibrio en cada situación es más difícil de lo que pensaba, pues todo está formado de micromomentos dentro de una misma situación.

Hay mucho de qué darse cuenta en los momentos que “incomodan” o “exacerban”.



DÍA MIÉRCOLES, en Febrero

La necesidad de certezas, confunde en ocasiones.

A veces, aparece la sensación de que todo se empieza a desmontar, en que los proyectos parece que se diluyen, pierden presencia. Pero tiene pinta de que no es más que eso, una sensación. Cada día hay que comenzar de nuevo, tratar de estar presente en lo que se está haciendo.

¿Qué hacer con los pensamientos recurrentes? ¿Y con los obsesivos? ¿Se debe intervenir activamente?

Se me ocurre que estamos armando una tierra de labranza. Luego, las semillas pueden ser oraciones, disciplinas, lecturas, buenas conversaciones.

 

 

DÍA JUEVES, en febrero

Parece mentira que puedan encadenarse en un mismo día las energías bajas, de manera que todo el día se sumerge en una nebulosa de grisedad (referencia a varios hechos…).

Y es entonces que todo pierde fuelle y se oscurece.

Pienso que hay que mirar a la cara al abatimiento. Creer. Aceptar la debilidad.



DÍA VIERNES, en febrero

Estamos en invierno, en principio eso implica un cierto recogimiento.

Hoy me sentí desfallecido. No lo puedo atribuir a nada. Quizás forma parte de mí; unos días la energía parece inagotable, otros solo puedo permanecer quieto.

En los momentos de debilidad, me puede exasperar cualquier cosa. En esos momentos, carezco de fuerza interior.

Ayer me caí en el autobús, por el piso mojado. No soy capaz de atribuirlo a alguna razón, el daño parece haber sido pequeño.



DÍA LUNES, en marzo

Varios autores me aportaron ideas: Entender lo que es la positividad-negatividad, igual que es la luz-oscuridad; tomar conciencia de dónde está nuestro equilibrio; aprender a decir “no” a ciertas pulsiones interiores.

Me aconsejaron dar las gracias al menos dos veces al día.

En esa línea parece que está todo, en hacer lo que se debe. Y en tratar de focalizar el pensamiento.

Es un camino largo y difícil, pero no imposible.



DÍA MARTES, en marzo

Hoy fue un día aparentemente rutinario. Pero hay que valorar también los días así. Días sin oportunidad de hacer nada en particular, pero que permiten fluir, sostenerse en lo básico.

Afianzarse en lo elemental, reforzar los cimientos, afrontar los retos mirando a la cara a los hechos o a las circunstancias; todo ello conforma una actitud básica para construir algo nuevo.



DÍA MIÉRCOLES, en marzo

Reforzar los límites al ensoberbecimiento. Reforzar el silencio en la palabra. Reforzar la generosidad. Reforzar la escucha.

El ensoberbecimiento es el reverso del entramado de la cólera. Y eso es un problema, pues es más fácil que pase el filtro.

Vigilancia de la energía, afectividad, entendimiento. Uno puede creer que está en “energía positiva” cuando en realidad es hiperestimulación.

Una verdad: El recuerdo de que el momento es único, aunque no tenga nada. Todo tiene el mismo valor.

Cada momento, cada instante, es una oportunidad para lo nuevo, para respirar, para descubrir, para ver.



DÍA JUEVES, en marzo

Trabajar en el campo te aporta energía extra. Se produce un equilibrio, ya que en la ciudad no hay despliegue de fuerza física y naturaleza (en la vida diaria). También está la tranquilidad del pueblo, la ausencia de la agresión medioambiental.

Las actividades individuales me llevan siempre a olvidarme de todo. Supongo que tienen un aspecto positivo y otro negativo.

El trabajo en el huerto tuvo repercusión física positiva. A considerar las leyes de “movimientos nuevos, cuerpo nuevo”.

Somos lo que somos, está ahí para descubrirlo.

Encontrar en la propia vida el sentido.

Alimentarse de las posibilidades no entendidas.

Bucear en nuestra verdad profunda.

En la relación con los demás, más presentes.

En la acción diaria, más conscientes.



DÍA VIERNES, en marzo

Quizás una vida sin proyectos apasionantes está condenada a vivir en la neurosis.

Los días pasan sin que uno pueda decir que hay alguna clase de evolución.

“Bendita rutina” dicen otros. “Esa es la felicidad”.

El pensar demasiado en el tiempo nos mete en un bucle de irrealidad.

Lo único que es cierto es el momento… y la intensidad.

Los sueños de futuro, seguramente, sean una trampa. Cuando uno se rodea de intensidad, no piensa en el tiempo.

Volvieron a aparecer las sombras de las actividades audiovisuales. Y es que las viejas tentaciones siempre vuelven en los momentos de letargo.



Tombol



 

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