La muerte del prójimo

Publicado el 1 de octubre de 2025, 21:11

Por Antonio de la Fuente

 

Hace unos días vi una mítica película de los 80, El pico. Quería verla porque acababa de leerme el libro A los pies del caballo1. En la película apareció una escena que me llamó la atención: unos chicos jóvenes, los protagonistas, se disponen a hacer autostop en mitad de una carretera en las inmediaciones de la ciudad de Bilbao. Caí en la cuenta de que aquella práctica era muy común por entonces. Los que tenemos una edad lo sabemos, algunos lo hicimos muchas veces, y sabemos también cómo poco a poco, aquello se prohibió de facto, aunque no formalmente. Previamente fue objeto de desprestigio, y se hizo mucha propaganda en contra por ser una fuente de problemas y de inseguridad. Como ejemplo sirvieron los mediáticos asesinatos de las niñas de Alcasser2, en los que supuestamente fueron raptadas en un coche al que subieron haciendo autostop. Actualmente en España el autostop no es ilegal, más que en autopistas y autovías, pero ahora apenas se ve gente practicándolo aquí comparado con lo habitual de aquellos tiempos donde reinaba todavía una confianza natural entre los iguales3.

 

Pues bien, aquella escena me hizo pensar en aquella antigua manía de confiar en la gente, siendo quizás un coletazo de nuestras costumbres más antiguas de amor al prójimo, ahora desaparecida de la faz de la tierra, al menos de la tierra de la Península Ibérica. ¿Recordáis aquello de Amarás al prójimo como a ti mismo?

 

Asistimos quizás, a la etapa final de la muerte del prójimo. El prójimo es un concepto nacido de la filosofía del cristianismo original que la sociedad occidental, y más concretamente la ibérica, ha mantenido durante siglos. Prójimo viene de próximo, el que vive cerca de ti, el vecino, el amigo, el hermano, el padre, la madre, etc.

 

Con el desarrollo de las tecnologías de la información, la realidad virtual ha sustituido a la realidad humana y presencial. Y aún lo estamos asimilando, si es que es eso posible. Así la vida humana se convierte en espectáculo constante vivido dentro de pantallas. Ésta herramienta ha sido una gran aliada del poder constituido en el Estado de Derecho y de Bienestar de las sociedades contemporáneas, del posmodernismo al postcapitalismo de la postverdad. Algunos autores hablan del Hollycapitalismo, como es el investigador independiente Pedro Bustamante. Una herramienta que ha hundido al prójimo en el destierro y le ha convertido en el ajeno-lejano, incluso en el competidor, en el enemigo. No es casualidad cómo ahora se han sustituido las causas de lucha más cercanas e importantes, las que tenemos cerca y que nos incumben directamente como sociedad o como comunidad (véase el cada vez más empobrecimiento de la gente y el crecimiento de la riqueza de los Estados, con la alta inflación, el aumento de impuestos, el problema de la vivienda, el militarismo en ciernes, el trabajo asalariado megaexplotador, la baja natalidad, la falta de libertades, etc., etc.) por los problemas y causas de luchas foráneas, o de minorías. Un ejemplo de ello es la actual y mediática causa Palestina, o las causas de los colectivos minoritarios o desfavorecidos creados ad hoc. Un maléfico plan para entretenernos con lo que no podemos cambiar, y muy posiblemente no podamos entender. También una oportunidad para canalizar y purificar nuestras culpas, infiltradas en nuestras mentes por el poder, y jugar a la hipocresía, a semejanza de como hacen los poderosos en un teatro ritualístico, que no nos aleja de nuestra inherente y originaria religiosidad que los humanos tenemos la manía de usar como compañera de viaje en nuestra existencia.

 

En la era posmoderna el poder se ha adueñado magníficamente del altar del templo del Gran Rebaño. Porque no podemos desde aquí parar el bombardeo de una guerra lejana aunque no ajena, mientras no eliminemos el origen que las desencadena. Tampoco la injusticia de haber nacido feo y tonto. Porque con esto no digo que se deba estar en contra de unas causas, pero lo que si digo: es que estamos jugando a su juego diabólico una vez más. Si no se acaba con el perro, la rabia aumentará. Nadie se pregunta por qué solo nos dan a elegir entre un collar para el Perro Palestino u otro para el Perro Israelí. Nadie nos preguntó si queríamos un Perro Guardián aquí en nuestro territorio. Parece que solo se puede elegir entre el “Perro Sánchez” o el Perro Abascal, lo demás es estar loco. Pero ahora ya nadie es capaz ni de imaginarlo. Yo lo llamo la disonancia epigenética4. Se habla tanto de los genocidios allá a lo lejos, pero yo pienso que el genocidio lo están haciendo aquí en vida, en silencio, lentamente, en tu casa, en la casa de tu vecino.

 

Si la cultura ibérica se cimentaba en el amor al prójimo que derivó en un sistema de apoyo mutuo, o de auxilio entre los iguales, sin Estado, es el Estado el primer interesado en diseñar y promover este asesinato, para convertirse en el que sustituya esa ayuda que no contaba con él. Y no sin condiciones, éstas no exentas de un gran precio que pagar: la eliminación de nuestro ejercicio de responsabilidad en nuestros asuntos comunitarios, incluso los más individuales, y en consecuencia la pérdida total de nuestras libertades, nuestra creatividad y sentido ante la existencia. La dependencia al ente estatal actualmente es totalizante, tanto en lo económico a base de subvenciones, como en términos de fiscalización a través de la sustitución del Derecho Consuetudinario, creado desde el pueblo y para el pueblo, por el Derecho Positivo, creado desde el Estado para dominar al pueblo. También lo es ya en términos morales, ya que el relato es dominado por el sistema para asemejarnos a él.

 

La creatividad que había fluido de este ejercicio de responsabilidad, está a punto de desvanecerse para dar paso a la asunción total del papel del Estado como garante y valedor en todos los aspectos de la vida, y en consecuencia asistimos a una degeneración del individuo y lo colectivo, que se comprueba en la irresponsabilidad y la indiferencia ante los problemas más cotidianos y cercanos, y que siempre se delegan en manos de la Administración o incluso el Ejército5. El individuo así, que se va criando en un ecosistema histórico de neurosis social, con la ausencia de la compañía y cuidados de sus seres queridos y círculos vecinales, que son raptados por el Estado para producir en el sistema de trabajo asalariado y la vida en las ciudades, creando así individuos inestables, inmaduros y patológizados, que devienen en problemas de psiquismo graves. La depresión y la superficialidad de la vida, aboca a los individuos a convertirse en seres nada, sin ánimo, sin futuro, y sin sentido ni esperanzas, a merced de lo que el Estado de Bienestar ha edificando para todos nosotros: oferta de comodidades, búsqueda constante del dinero, materialidad, consumismo y el hedonismo barato, todo para mantener una “felicidad” sin esfuerzo, sin trascendencia.

 

Entonces podemos sacar una conclusión, si uno se odia a sí mismo en lo profundo, ¿cómo va amar al prójimo?

 

 

Dar y recibir. ¿Y pedir?

Hay otra reflexión sobre este tema que quiero haceros. La hice hace bastantes años cuando participé en la creación de un Banco del Tiempo (6) allá dónde vivía entonces. Éramos muchos participantes y muy motivados. Los años previos al 15M. Pero la cosa no funcionaba. Apenas había transacciones. Y me di cuenta que uno de los problemas que yo observaba era que la gente no pedía servicios. A la gente le encantaba ofrecer, y hasta recibir, pero estábamos estancados porque casi nadie pedía.

 

"Lo que observamos en cuanto al dar y al tomar es que suele haber más dificultades con el tomar lo que se nos ofrece que con el dar. Porque tomar significa estar en deuda, y eso no nos suele gustar porque lo asociamos con perder libertad y capacidad de decisión, con sentirnos culpables. A veces no es más generoso regalar sino recibir, tomar lo que se nos ofrece sin exigir ni cuestionar. Dar suele ser más fácil porque nos hace sentir fuertes, grandes, con capacidad, con potencia, valiosos y valorados. En cambio tomar nos conecta con debilidad, vulnerabilidad, dependencia, frustración, renuncia… Recibir no suele resultarnos tan cómodo ni tan agradable como dar."

 

Encontré esta frase en un libro hace mucho tiempo, era justo lo que siempre había pensado. Había un desequilibrio. Pero mi reflexión iba un poco más allá: quizás aún más profundo y difícil es el hecho de pedir antes que tomar…¡¡como cuesta eso a muchas personas !!. ¡y así nos va! Cada vez más gente viviendo dentro de sus burbujas.

 

Pedir es incluso más difícil que recibir, y te sitúa en un lugar aún peor que el de recibir. Como si fueras insuficiente, manco, o retrasado. Pero yo lo veo muy al contrario: es normal y natural necesitar de los demás, por lo tanto sería normal poder y deber pedir. Pero este pedir ha de llevar inherente la responsabilidad de saber y deber dar, ofrecer la ayuda cuando sea necesaria, o esperar que cuando se te pida, des. Sería como un hoy por mi, mañana por ti. Yo creo que antiguamente en las sociedades comunales esto se daba de forma natural. Con la destrucción del prójimo que acontece, éste sentimiento ha sido demolido. Porque pedir es dar la oportunidad al otro de dar, y pedir es un gran ejercicio de humildad y dar, un gran ejercicio de amor y libertad. También de responsabilidad y de creatividad. Evidentemente no estoy hablando del pedir de la puerta de la iglesia, que fue creado por el Catolicismo, la religión anticristiana, donde al contrario del nadie es más que nadie, se promocionaba la diferencia entre iguales. Ese pedir no ayuda al otro, sino que lo anula y mantiene en ese rol de invalido. Pedir es entre iguales. Hacer autostop es pedir.

 

Pero hemos llegado a tal punto de neurosis, que a veces vas a dar a alguien un regalo, incluso alguien te pide algo, y ese alguien es capaz de no darte las gracias e incluso recriminarte y darte un sermón por tu falta de cuidado hacia él, ya que ese regalo era insuficiente para la altura de su persona o situación. Así están las cosas.

 

 

Redes sociales

Otra sensación que tengo me ocurre con mi experiencia en las redes sociales. Allá por el 2017, en Facebook la gente interactuaba más en los comentarios -ojo, no digo que sea bueno, ya que ahí perdimos mucho tiempo de lo presencial- pero actualmente ese recorrido parece agotado, la gente ya no interactúa apenas. Con la pandemia hubo muchísimas más interacciones, pero aquello sirvió también para polarizarnos, para lanzar el mundo conspiracionista y colgarnos los cartelitos mutuamente: de negacionistas y fachas a colaboracionistas, etc., y se inauguró oficialmente la era de la cancelación, que se dio hasta dentro de las mismas familias. Vamos de mal en peor, eso está claro. La única esperanza está, en como dijo Rajoy: Cuanto peor mejor. Y que algo “muy malo" ocurra rápido, ya que es la única manera, parece, de que la gente se acuerde de que se pueden cambiar las cosas. A nosotros en la RI nos pasó el año de la pandemia. Muchísimas personas se inscribieron al encuentro de aquel año, ¿qué ha pasado ahora con esas personas? Porque si todo va bien, o más o menos bien, la gente se duerme en un sueño profundo, llenado por el exceso de información en las redes sociales. Multitud de acontecimientos ajenos y lejanos, se nos sirven en bandeja, para dejar que el poder haga su demolición controlada del sistema, con anestesia, y pasar de puntillas hacia el nuevo orden social. La gente se diluye en la crítica y en los análisis que comparten en su burbuja de internet, recopilando me gustas robotizados, pero sin ofrecer ninguna solución, ni ningún debate serio sobre soluciones, más que calladamente se suman a las diferentes disidencias controladas ofrecidas en el medio ambiente virtual. Es lo más fácil, pero en definitiva lo más irresponsable. La clave de todo está en qué propones. Y desde ahí tendremos que aproximarnos para crear.

 

Antonio De La Fuente. Septiembre de 2025.

 

 

 

Notas:

 

Libro que recomiendo encarecidamente, donde se demuestra el papel del Estado haciendo la guerra sucia a la juventud de aquella época, que tenía atisbos de entorpecer sus planes, y para ello, introdujo la heroína como forma de desestructurar a los movimientos sociales que se movilizaban especialmente en Euskadi. En este mismo número de la revista se ha escrito un artículo sobre ese libro.

 

2 Para los que no lo sepáis esta el magnífico libro de Antonio Hidalgo El minotauro en Alcasser en Editorial Bagauda.

 

Seguro que hay más ejemplos aparte del autostop que estoy olvidando que den ejemplo de el cambio de paradigma en el que estamos. Aunque la práctica del autostop se originó en EEUU, al parecer después de la Segunda Guerra Mundial, se puso de moda en muchos países, por ser una forma barata, solidaria y amena de viajar. En España y en Europa, excepto en Bélgica y Holanda al parecer, el autostop es ya casi inédito. Se ha mantenido en países de Asia y algunos de América, y en África apenas es conocido.

 

Disonancia epigenética: concepto que he acuñado, combinando los conceptos de disonancia cognitiva y cambios genéticos a través de la epigenética. “ Cada vez que un mono intentaba subir a comerse una fruta se les regaba con un baño de agua fría, de manera que salían todos corriendo, luego volvían a intentarlo, volvían a regarles. Llegó un momento que ya no subieron. Y ahí es donde empieza el experimento. Empezaron a sacar a un mono, sacaban a uno e introducían uno nuevo. Ya no había ducha de agua fría. Los otros monos que sabían lo que podía pasar, cada vez que un mono nuevo intentaba subir la escalera le pegaban, de manera que llegó un momento, en que todos los monos antiguos ya habían sido sustituidos y todos los que habían eran nuevos. La segunda generación, cuando iban naciendo los monos nuevos, directamente ni lo intentaban. El aprendizaje era, ahí no se sube. ¿por qué? no, ni idea. No tenían ni idea, simplemente, era, si alguien sube te pegan una paliza. Aquí nos quedamos. ¿qué quiero decir con esto? Que esto es lo que hacemos como monos que somos también, como primates, como aprendizaje. ¿Por qué hacemos cosas? No…porque siempre se ha hecho.” Palabras de la bióloga Yolanda Santiuste, con la que tuve la suerte de estudiar psiconeuroinmunología, explicando como funciona la epigenética.

 

5 https://revolucionintegral.org/el-estado-del-bienestar-hace-aguas

 

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