Europa Deslenguada

Publicado el 1 de junio de 2025, 13:07

Por Jesús Trejo

[Tiempo estimado de lectura:6 min.]

 

Deslenguado/a: desvergonzado, desbocado, mal hablado (R.A.E.)

 

La Unión Europea ha rechazado la propuesta del gobierno español para hacer oficiales el euskera, catalán y gallego en el ámbito Schengen. La pregunta que os lanzo, lectores, es ¿hubiera cambiado algo si hubieran aprobado la igualdad de estas lenguas junto a las 24 admitidas?

 

Esas tres lenguas de las respectivas culturas ibéricas, sepultadas debajo de la lápida estatal con el epitafio “España”, llevan siendo cooficiales desde que el frankestein político llamado autonomías está en vigor, y la realidad es que cada vez se utilizan menos, cada vez hay un descenso progresivo de nativoparlantes, provocada por la, por momentos, hegemónica presencia de inmigrantes, por la tiranía laboral del sector servicios que exige la lengua de los negocios y por la omnímoda presencia de la cultura anglosajona, en provecho de la verdadera lengua oficial, que por supuesto no es el español/castellano, sino el inglés superficial o pseudoinglés.



Si la Unión Europea hubiera decidido cooficializar estas lenguas, lo único que hubiera ocurrido es que habría más funcionarios-intérpretes para que cuando el diputado comarcal de turno hiciera el paripé vernáculo de hablar en su idioma, los pocos diputados en la sala (porque es sabido que allí, como en cualquier otro ministerio, se firma por la mañana y te tratas de escaquear) escucharan la traducción en inglés funcionarial de la chorrada de turno que tuviera a bien soltar. Y eso, que de cara a la galería queda muy bonito y vende mucho sobre lo democrática, participativa e integradora que es nuestra UE, actualmente parece que ya ni ese esfuerzo económico quieren hacer1, a sabiendas de lo que se viene encima con los presupuestos europeos acogotados por la inversión improductiva por antonomasia, la guerra.



La esencia de los imperios es la centralización del mando, y en Europa se está buscando un ejército mínimamente operativo, y el único nexo que han encontrado es... el inglés. Así que si el que tiene la varita de ordenar y mandar va a centrar su control en el idioma, entonces el surtidor de la soldadesca, la sociedad civil, tendrá que ir a la zaga, y esmerarse en dominar ese instrumento de comunicación.



Por ello, el título del artículo se ajusta perfectamente a la política europea sobre las lenguas que articulan la vida de sus sociedades. Por un lado, la institución europea es desvergonzada en excusar dar status de oficialidad a las lenguas de las culturas populares vascas, gallegas o catalanas, bajo pretexto de estar poco trabajada la propuesta, cuando en realidad lo que busca este macroestado europeo es subsumir toda la diversidad popular en una masa aculturada y fácilmente manejable.



En segundo lugar, se adecúa a la segunda acepción, desbocada, porque los mandamases europeos han resuelto ir sin frenos para conseguir sus objetivos de desarraigar la cultura europea de todos los vínculos que les ataba con su pasado democrático, consuetudinario y moral, haciéndolas olvidar poco a poco el sedimento histórico que supone el idioma particular.



Por último, igualmente casa con la última entrada, mal hablada, porque en definitiva lo que se persigue es que el único idioma operativo sea el inglés chapurreado, con el que se sirva como mero instrumento para transmitir órdenes y obedecerlas.



Porque en eso se ha convertido la lengua, en una mera herramienta, en un valor de cambio, y no en un valor vital. El lenguaje ya no representa una manera peculiar y autóctona de interpretar realidades, expectativas, relaciones o temores, porque lo autóctono y peculiar está en vías de extinción. En la sociedad castrense urbanita, ¿qué hay de peculiar entre un asfalto y otro, un cemento o un rascacielos? Nos han uniformado de tal manera, que puede que cambien el color de los uniformes (y siquiera eso, como se ha demostrado en la guerra ruso-ucraniana, donde los contendientes tienen que ponerse cintas de colores para diferenciarse), pero todos nos cuadramos ante las mismas órdenes, tenemos las mismas rutinas, el mismo rancho, y la misma forma de ahogar nuestra miserable vida: la cantina.



Las lenguas languidecen cuando la fuente de la que brotan, la sabiduría popular, no está activa en su creatividad, en su libre funcionar productivo, cultural y relacional. Cuando no recrean el mundo circundante con estructuras sociales, arquitectónicas, productivas, relacionales, festivas, cuando la cultura forma parte de la vida. Y hoy el pueblo no está en la vida, está en el otro lado, asfixiado por instituciones que dictan cómo hay que vivir según manuales desde prácticamente la infancia.



Una vida/lucha que se proponga dejar de ser un mero instrumento laboral-impositivo-militar, y que reivindique la dignidad de la vida consciente compartida con sus iguales, será la única forma de recuperar las lenguas-culturas que hacen honor a la esencia de lo humano: la unicidad, seres únicos, ricamente diferentes y necesarios, y no contingentes y uniformados. Curioso que estas dos últimas palabras sean vocablos militares.

 

Jesús Trejo



 

1 https://www.diariodenavarra.es/noticias/actualidad/nacional/2025/05/27/ue-pospone-votacion-sobre-oficialidad-euskera-catalan-gallego-648818-1031.html

 

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