Editorial 33 - Bildu contra Euskal Herria

Publicado el 1 de diciembre de 2025, 22:17

Por Félix Rodrigo Mora

 

En catorce cuestiones.

 

Bildu ignora en su programa el komunal. No se preocupa de él, no lo defiende, a pesar de ser parte decisiva de la historia y presente de Vasconia y manifestarse como el único sistema capaz de constituir una economía no-capitalista, viable y próspera. La izquierda abertzale otorga apoyo al grancapitalismo transnacional, a la manera socialdemócrata, pero no al régimen komunal. Cuando se ha organizado un acto público en alguna población vasca, para poner en manos de sus vecinos el komunal local, Bildu lo ha boicoteado.

 

Bildu respalda el trabajo asalariado propio del capitalismo, esa pesadilla, ese horror ilimitado, que está matando (literalmente) a la clase trabajadora vasca, y a la de todo el planeta. No aprecia y no se identifica con el trabajo libre propio de la institución del auzolan. Ésta es trabajo libre y soberano, constructivo del ser humano, formativo de la juventud, el tipo de trabajo propio de un futuro en libertad, lo que requiere una economía sin capitalismo, ni estatal ni privado, esto es, una economía komunal.

 

Bildu está entregado al parlamentarismo, al sistema partitocrático, al orden estatal, negando que el régimen de batzarre sea el orden político propio de los vascos, por tanto, el futuro sistema político de Euskal Herria. Esa fue la forma que ha adoptado, y todavía adopta en algunos casos, el sistema de democracia directa en Vasconia. El parlamentarismo resulta ser una falsa democracia, una tiranía verdadera, la dictadura del ente estatal y la ausencia de libertades para la gente común. En todo ello pesa mucho que los afiliados a Bildu sean, en su gran mayoría, funcionarios del Estado español en tanto que políticos profesionales, recibiendo por ello sustanciosos emolumentos.

 

Bildu prefiere el derecho positivo, el derecho de Estado, cuyo origen es el detestable derecho romano, mientras ignora el derecho consuetudinario vasco, el derecho pirenaico. Éste es una construcción magnífica del genio vasco, imprescindible para erigir una sociedad libre y soberana, sin clases sociales, sin opresores ni oprimidos, sin explotadores ni explotados. Quien dice derecho consuetudinario dice sociedad moral, sociedad del bien ético y la convivencialidad, sociedad de la buena gente que se ayuda y se aprecia, formada por personas de una elevada calidad autoconstruida. Pero la izquierda abertzale se declara amoral, dejando sin fundamento último a la vida pública y privada de los vascos.

 

Bildu hace depender, en lo principal, el futuro del euskera del aparato educativo español, del sistema escolar y académico del reino de España. Rechaza de facto la formulación de que el euskera, su defensa y generalización, es tarea del pueblo vasco autoorganizado, no de las instituciones españolas. Al mismo tiempo, la izquierda abertzale ignora que el euskera es un sistema complejo de lengua-cultura, de manera que si la cultura vasca no se recupera, el euskera decae1. A la vez, cierra los ojos ante la constitución de la “la nación europea”, con capital en Bruselas, un Estado de Estados hegemonizado por el imperialismo alemán que tiene el inglés funcionarial como lengua de facto obligatoria para toda Europa, lo que es letal para el euskera. Por todo ello, éste progresa hacia un colapso no lejano.

 

Bildu, con su politicismo, estatismo, progresismo, amoralidad y pro-capitalismo, coopera en la decadencia y descomposición de la cultura popular vasca, que se está perdiendo. Ya apenas existe un modo vasco de entender y vivir la vida, con un sistema propio de valores y principios, una cosmovisión. La idiosincrasia, personalidad y manera de ser de los vascos se está disolviendo en una creciente marea de importaciones ideológicas tomadas del mundo anglosajón, del arsenal de maldades y necedades del imperialismo USA. La liquidación de la cultura popular vasca viene a ser, por desgracia, el final del pueblo vasco y la desaparición del euskera.

 

Bildu continúa adherido al feminismo de Estado (español) y a la ideología de género, sin percibir la catástrofe demográfica que ambos están ocasionando. En el país de los vascos ya apenas nacen vascos, lo que está siendo un pavoroso proceso de sustitución étnica y limpieza racial. En pocos años, aquéllos estarán en minoría en su propio país. Hoy tienen una edad media de 52 años, un dato estremecedor, que invita a averiguar cómo se ha llegado a esta situación y a exigir responsabilidades. En Euskal Herria nunca ha habido patriarcado, salvo como imposición de los Estados español y francés, por lo que el feminismo ha sido introducido desde fuera para aniquilar demográficamente a Vasconia, entre otros varios objetivos perversos.

 

Bildu, en vez de ofrecer un programa demográfico pro natalista integral, continúa aplaudiendo la emigración masiva, causante de la sustitución étnica. Copia a la gran patronal vasca, que año tras año demanda más emigrantes, igual que hace el aparato estatal español. Es, por tanto, un partido neonegrero, racista antiblanco (por tanto, racista antivasco), que aplaude y favorece la destrucción biológica del pueblo vasco. Esta operación tiene dos partes: una, frenar los nacimientos; la otra, traer multitudes de fuera.

 

Bildu es causa primera, como se ha dicho, del fortísimo proceso aculturador que padece el pueblo vasco. Una consecuencia de ello es el auge del alcoholismo y el consumo de drogas entre la poco numerosa juventud vasca. Esta, que ha perdido, o casi, los principios, fundamentos y valores que durante milenios han sido específicos de los vascos, carece de las facultades morales y argumentales necesarios para organizar sus vidas, no sabiendo qué pensar ni cómo actuar ante numerosos asuntos. Así pues, vacía de valores y principios, sin una cultura propia a la que aferrarse, aquélla se desploma en la confusión mental y la angustia existencial, acudiendo al alcoholismo y las drogas.

 

Bildu sigue sin comprender la historia del pueblo vasco, tan magnífica como singular. Su anacrónico izquierdismo le veda comprender de un modo objetivo el pasado de Euskal Herria. No entiende la revolución bagauda, la gran mutación altomedieval vascona, decisiva a escala europea, el régimen foral, el autogobierno por medio del batzarre, etc. Su aferramiento a la hórrida teorética del Estado nación le induce a desdeñar la historia de su propio pueblo, que interpreta servilmente con subproductos doctrinales tomados de las universidades yanquis2.

 

Bildu calla ante el militarismo y el rearme, ante la OTAN y los planes para incorporar al ejército español y al de la Unión Europea a la (escasa) juventud vasca. Sus compromisos secretos con Madrid y su servilismo hacia el gobierno de Bruselas lo atan en esta cuestión, convirtiéndolo en militarista. Europa marcha hacia una nueva guerra mundial, y, ¿qué propone la izquierda abertzale ante ello? Su culpable silencio la pone en evidencia.

 

Bildu, por causa de su envejecido izquierdismo y progresismo, fracasados y en decadencia por todo el mundo, no percibe las nuevas circunstancias y no está preparado para afrontar las realidades, tan tremendas como esperanzadoras, del siglo XXI. Sus jefas y jefes se sirven todavía de un erróneo sistema de ideas elaborado hace más de medio siglo, de modo que se han quedado intelectualmente obsoletos. Eso los hace peligrosos para Vasconia.

 

Bildu favorece el ascenso de la extrema derecha y los fascismos. Su política está tan fuera del tiempo presente y es tan grotesca que beneficia a los movimientos neofascistas actuales, promovidos por el gran capitalismo y los Estados, especialmente por la OTAN y el imperialismo EEUU.

 

Bildu no comprende la situación mundial, la fase actual de descomposición del gran capitalismo, la marcha hacia una nueva guerra mundial entre las diversas potencias imperialistas, la catástrofe demográfica planetaria, las tremendas anomalías climáticas ocasionadas por la agricultura industrial y la deforestación, la multiplicación del poder ilegítimo de los Estados, el fascismo promovido desde los poderes constituidos, el plan de la UE para la aniquilación de los pueblos europeos, etc.

 

No comprende, sobre todo, lo principal, que el caos y disfuncionalidad en que está desplomándose el actual sistema de poder y sistema productivo en la península Ibérica, en toda Europa y a escala mundial es una excelente oportunidad para la revolución. Por tanto, para reconstruir Euskal Herria, para hacer que renazca de sus cenizas.

 

Así pues, el tiempo de la izquierda abertzale se ha terminado. Es un fósil político.

 

Euskal Herria tiene que reconstruirse desde sí misma, a partir de lo que siempre ha sido el pueblo vasco, con adecuación a las condiciones del siglo XXI. En ello reside la clave de un mañana esperanzador. En mi libro “Manual para una revolución integral comunal” me ocupo en detalle de estos asuntos, a él remito al lector o lectora.

 

No se puede esperar mucho más tiempo, pues Euskal Herria se está desintegrando. Hay que comprometerse y actuar. Es necesario constituir un movimiento popular revolucionario vasco ajeno y hostil al Estado español y a la UE. Nada de partidos políticos. Cuando se den las condiciones adecuadas, se debe dar el paso a efectuar un llamamiento a constituir una nueva fuerza ideológica, social, cultural, política y moral que salve a Euskal Herria de su desaparición por medio de una revolución popular integral vasca.

 

Félix Rodrigo Mora

felixrodrigomora.org

 

 

 

Notas

 

1 En el prólogo, de mi autoría, al libro “El ADN del euskera en 1500 partículas”, Javier Goitia, titulado “Lengua y pueblo. Pasado y futuro” desarrollo mi interpretación de los idiomas como sistemas de lengua-cultura.

 

2 Un asunto a tratar críticamente es la historia de la izquierda abertzale, desde su formación a mediados del siglo XX hasta el presente. Las cosas no fueron como Bildu dice, ya que desde sus orígenes acumuló errores y defectos colosales. Lo cierto es que los fundadores de la izquierda abertzale se sirvieron de las modas intelectuales de la época, no de los valores e instituciones propios del pueblo vasco.

 

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